Apareció. Un día demostró lo que sabe. Que no llegó a Racing de
relleno, sino como refuerzo de valor.
Una noche, en el Cilindro, Oscar Romero, una de las últimas incorporaciones del equipo, empezó a entusiasmar a esos hinchas que esperaban de él un guiño de esperanza.
Por algo Ramón Díaz lo citó a la selección de Paraguay para los amistosos del 26 y 31 de este mes. Por cosas como las de anoche: el guaraní le hizo honor al número 10 de su camiseta y fue, durante gran parte del juego, el conductor.
Aquel jugador poco participativo, que en sus dos primeros partidos como titular parecía lejos de una adaptación y de un buen ritmo, esta vez se desenvolvió con soltura. Su ingreso en el segundo tiempo contra Sporting Cristal, muy pobre, se contrapuso con el aporte que entregó frente a Colón. Por el centro, para luego moverse como enganche cuando el equipo tenía la pelota, se vio lo mejor de Romero.
Con gran panorama, el paraguayo siempre le dio una segura circulación del balón, se hizo eje del armado y pidió siempre la pelota. Además de su primer gol en Racing (de penal), sobresalió con dos pases profundos, importantes, hacia Carlos Núñez. Pero el uruguayo no pudo finalizar bien esas dos acciones, hasta que se tomó revancha y puso el 3-0 transitorio y también debutó en la red en la Academia.
Vertical, hábil para dibujar rodeos con la zurda y rápido para tocar, el primer tiempo fue lo más productivo del volante creativo que, con el arco de frente, su gravitación es mayor que haciendo la banda izquierda. Su contacto con la bocha bajó en el segundo tiempo, aunque tuvo buenos encuentros con Núñez, de importante nivel en su segundo partido de entrada. También se lució Alvarado (su último juego oficial había sido el 17 de abril de 2014, ante Gimnasia), jugó bien Castillón (hizo su segundo gol) y también Nagüel.
Apareció el buen recambio de Diego Cocca.
Una noche, en el Cilindro, Oscar Romero, una de las últimas incorporaciones del equipo, empezó a entusiasmar a esos hinchas que esperaban de él un guiño de esperanza.
Por algo Ramón Díaz lo citó a la selección de Paraguay para los amistosos del 26 y 31 de este mes. Por cosas como las de anoche: el guaraní le hizo honor al número 10 de su camiseta y fue, durante gran parte del juego, el conductor.
Aquel jugador poco participativo, que en sus dos primeros partidos como titular parecía lejos de una adaptación y de un buen ritmo, esta vez se desenvolvió con soltura. Su ingreso en el segundo tiempo contra Sporting Cristal, muy pobre, se contrapuso con el aporte que entregó frente a Colón. Por el centro, para luego moverse como enganche cuando el equipo tenía la pelota, se vio lo mejor de Romero.
Con gran panorama, el paraguayo siempre le dio una segura circulación del balón, se hizo eje del armado y pidió siempre la pelota. Además de su primer gol en Racing (de penal), sobresalió con dos pases profundos, importantes, hacia Carlos Núñez. Pero el uruguayo no pudo finalizar bien esas dos acciones, hasta que se tomó revancha y puso el 3-0 transitorio y también debutó en la red en la Academia.
Vertical, hábil para dibujar rodeos con la zurda y rápido para tocar, el primer tiempo fue lo más productivo del volante creativo que, con el arco de frente, su gravitación es mayor que haciendo la banda izquierda. Su contacto con la bocha bajó en el segundo tiempo, aunque tuvo buenos encuentros con Núñez, de importante nivel en su segundo partido de entrada. También se lució Alvarado (su último juego oficial había sido el 17 de abril de 2014, ante Gimnasia), jugó bien Castillón (hizo su segundo gol) y también Nagüel.
Apareció el buen recambio de Diego Cocca.
TRANSPIRAMOS EL MANTO, VOLVIMOS A CREER EN EL FUTBOL
