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ULTIMO MOMENTO

ZUBELDIA: LA CULTURA DEL TRABAJO

En Racing parecen haber entendido que no existen las soluciones mágicas, sino los proyectos a largo plazo y definitivamente que nada se logra sin trabajo. Con una tarea enorme por realizar, por Zubeldia, demuestra en el dia a dia, que sin esfuerzo no se logra nada.El ex ayudante de Cabrero en Lanús, club que lo vio nacer en este puesto, sigue y proclama, la cultura del trabajo.
Les dejamos una entrevista de Olé al DT de la Academia donde habla de todo, presente y futuro de Racing.


Mano a mano con Olé, Luis Zubeldía, el DT de Racing, habla de su obsesión por el trabajo y los detalles: "Hace un año que no puedo relajarme de verdad viendo una película".

El domingo a la noche, después de arreglar con los dirigentes, estaba haciendo zapping. Justo caigo en lo de Fantino y estaban recreando con soldaditos lo que había pasado con Teo en el vestuario de Independiente. Mi novia me preguntó dónde te vas a meter. Era una obra de teatro, espectacular...”. Luis Zubeldía, exageración mediante, entendió demasiado rápido cuánto se potencia todo en Racing.

 Su trabajo, su obsesiva dedicación a “rendir tributo a la profesión”, tiene mucho que ver con la inflación que indexa los sentimientos que genera la Academia. Su cabeza, procesador que no suele parar, trabaja a mil. Su sala de video, pegada al vestuario de los jugadores, se abre a las 6, hora en que comienza a delinear las tareas del día junto a Maxi Cuberas. No se considera loco, aunque cambió los impecables chupines por una joggineta al mejor estilo Bielsa. 

“En Barcelona llevé el traje al vestuario al primer partido. Hacía 40 grados, la gente era muy humilde y no daba el contexto para ponérmelo. ‘Si me pongo esto soy un desubicado’, pensé. El jogging es más sufrido, qué iba a hacer yo ahí con un pantalón chupín, porque a mí me gustan los jeans chupín”, le cuenta el entrenador de Racing a Olé . Y enseguida, cuándo no, lo asocia también al trabajo: “En Racing no tengo ni quiero perder tiempo en ir a comprar un saco nuevo. Estoy más flaco y tendría que achicarlo”.

-Tu perfil de amante de la disciplina y el orden puede ser algo raro en alguien tan joven.

-Es natural, me gusta que los jugadores hagan las cosas bien. Y tengo el deber de que rindan tributo. Tengo un hermano que jugaba bien acá en Racing y dos años después pasó a cobrar 1.500 pesos en Huracán de Tres Arroyos. Cuando te distraés un poco, otro entrenador no te da bola, te limpia directamente y no te dice nada. Yo les habló, les digo “vamos, vamos”.

-Sos de echarlos de una práctica si no los ves compenetrados...

-Acá me pasó sólo dos o tres veces, pero no soy rencoroso. Nos pagan bien y debemos cumplir. No me gusta decirle a un jugador “andate porque no estás en sintonía”, primero le hablo y si reincide, ahí sí. Tengo que empujar para que no se caiga ninguno, pero hay un punto en que necesitan algo más. Los sacudones son buenos, después discutimos las formas. Puedo gritar más o menos, hacerlos pasar calor delante de todos, soy un ser humano...

-¿Tiene que ver con tu lesión y que no pudiste disfrutar mucho? -Tiene que ver con que si el técnico me decía anda para allá diez metros, yo lo hacía. Y como he tenido entrenador que no me daban bola, hacían el todo pasa... Hay que decirles las cosas a los jugadores.

-¿Llegás tan temprano para dar el ejemplo? -Cuberas llega antes que yo... Los trayectos acá son mucho más largos y no estamos nada con la familia. Este trabajo tiene un precio, lo que hacemos lo tomo como una obligación, llegar cuatro horas antes es mi obligación. Me gustaría dormir una hora y media más, pero si llega a pasar algo, por ejemplo que se largue a llover... Suceden cosas que no se pueden resolver en un segundo.

-¿Estás todo el día pensando en Racing, en el fútbol o te distraés? -Tengo momentos donde puedo estar seis meses dedicándome a ver fútbol de verdad, cualquier partido. Me meto en Internet y me engancho. Con Maxi (Cuberas) nos agarra la locura y analizamos un Mundial entero... Tengo un montón de libros de política que los he ido relegando porque necesito estar tranquilo para leer. También me agarra la locura por estudiar inglés o trabajar el físico. Hoy la etapa es estar de lleno acá en Racing. Pero ya hace un año que estoy a full, eh. Me genera complicaciones con mis allegados, ja.

-¿Por quién lo decís? -Mi novia es la que más sufre. Me recrimina que nos vinimos de Ecuador en un momento que estaba todo armado para ganar en Barcelona y nos metemos de vuelta para pelearla desde abajo. Pero es parte del crecimiento de uno.

-¿Te cuesta concentrarte en otras cosas? -Las series, las películas... Me encanta verlas, pero hace un año que no puedo relajarme de verdad. El trabajo implica mucho tiempo mental más que físico.

-¿Es verdad que anotaban jugadas en servilletas cuando estabas en algún bar? -Cuando no tenía decodificador, sí. Pasaba algo en el partido, extraía la jugada y la escribía en la servilleta.

-Son tan exigente que en la primera práctica en Racing te fuiste muy desilusionado...

-Sí, pero los desubicados fuimos nosotros. Venían de perder con Independiente, era un momento anímico muy malo. Vimos mucha imprecisión, mas de lo normal. Estuvo Viola y no me di ni cuenta. Zucu jugó muy mal. Claro, lo habían expulsado. No era momento...

-¿Y qué fue lo que te sorprendió del equipo? -Sus ganas de incorporar conceptos, de trabajar...

-Pero eso debería ser algo normal en todo club.

-A veces uno consume cosas a través de los medios. Y no sabés cuánto hay de rebeldía, cuánto de desgano, de informalidad, de indisciplina...

-¿Pensabas que era un grupo difícil? -Mirábamos el diario por Internet y los títulos de Racing eran muy resonantes. Se manejan bien ustedes, eh, ja. Parecía mucho más dramático de lo que realmente es. Pero el fútbol son estados de ánimo.

-¿Cómo hacés para manejarlos, entonces? -Hay que mantener una identidad grupal. Uno de los males más grandes que existe en una persona, sobre todo en el deporte, es el entorno. Aun los que te quieren, por ejemplo los padres, te condicionan.

-¿A vos te pasa? -Todo el tiempo con mi viejo y a Cuberas también. Tiene cuatro hijos: uno le dice que ataje Saja, otro De Olivera, otro...

-Muchos dicen que dos meses en Racing son años en otro equipo...

-Sí, es muy intenso. Pero uno no es tonto, sabe lo que es Racing estando afuera. Las cosas negativas se destacan más, pero jugar con 30.000 personas, aún en las malas, es cosa de pocos clubes...


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