Cuando el entusiasmo llegó a trepar cimas inesperadas, todo se derrumbó en apenas un puñado de minutos. La ilusión, el fervor y la alegría por conquistar esta Copa Argentina se transformaron en desolación muy rápidamente. La mesa estaba servida pero, una vez más, el banquete se lo devoraron ajenos y no propios.
A los 21 minutos del primer tiempo, tras un gran saque de Ustari, la defensa académica quedó muy mal parada en defensa. Corvalán, intentando cerrar desesperamente, habilitó a Silva y éste pico el balón por sobre la humanidad de Saja. Injusta ventaja, dado que Racing tenía contralado al rival.
En el complemento, de manera inesperada, Boca volvió a golpear. A los 16 minutos, tras gran jugada colectiva, Viatri definió como pide el manual y colocó el balón lejos del portero albiceleste.
El segundo gol no selló el resultado, por el tanto de Viola, a los 23 minutos. El delantero, nacido en Moreno, empujó a la red un rebote en el palo, tras remate forzado de Martìnez, luego de un corner. El descuento puso nerviosismo y cubrió de ansiedad a todos los jugadores del elenco de Avellaneda, en especial a su técnico.
El crédito del equipo está intacto por tratarse de un plantel en formación. Sin embargo, el resultado no opaca tremenda desilución por cómo llegaba uno y otro equipo a esta final y por el deseo innato de ver campeón a Racing. Una decepción total. Una más...
FUENTE: Identidad Racinguista
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