Carlos Núñez no quiere saber nada con Discoteca. Figura en
Perú, visitó a Olé para contar su historia y cómo creció. “Los juveniles
decían ‘Soy Núñez’ y jugaban de manos. Yo quiero ser un ejemplo. El
psicólogo me cambió la vida”, reconoció.
No hay bola de boliche. Ni humo. Tampoco música. Carlos Núñez
se aleja de Discoteca como si fuese un viejo personaje que hace tiempo
habitó su cuerpo. El apodo le desagrada. Lo transporta a una época en
la que vivía a contramano del mundo. Noche, alguna pelea y problemas de
disciplina que lo hicieron caer y levantarse. Con apenas 22 años, la
figura de la semana de Racing le cuenta a Olé su historia de
vida.
De dónde viene, hacia dónde va y cómo hizo para dejar atrás un estilo que lo llevó a tener un apodo simpático, pero que él detesta. “Doler no me duele, pero me molesta porque la gente que lo dijo ni siquiera era hincha de Peñarol, mi equipo. Si te critican por lo que hacés afuera... Que digan lo que quieran, sé que el apodo no lo puedo cambiar”, se resigna el uruguayo en la redacción de este diario.
-¿Cuándo fue el click, cuándo dijiste esta vida de salidas no va más? -Me sentía mal y mi familia sufría por verme así. No tengo vergüenza en decir que fui al psicólogo y me cambió la vida. Yo no creía en la terapia, pero hablás de tus problemas y le das salidas a lo que tenés adentro. Son cosas de la juventud... Tuve que tocar fondo, llegar al piso para saber quiénes de verdad estaban conmigo y no porque me fuera bien.
-¿En quién te apoyaste? -Hoy estoy con la gente que más quiero. Gustavo Rodríguez, mi representante desde los 13 años, jamás levantó el teléfono cuando me iba bien, pero cuando estuve mal estuvo siempre arriba mío. A mi novia, que me bancó, a mi familia y a mis amigos, que los voy a nombrar porque son de fierro y me dan orgullo: Diego y Emilio. Estuvieron cuando les pedí una mano.
-¿Hiciste autocrítica? -Sí... Lo que pasa es que tuve la suerte de debutar a los 16 años...
-Eras un nene, ¿te mareó la fama? -Al principio, sí. Pensaba que me sabía todo, que era superior a los demás. Me creía vivo pero era un nabo. Me pasó. Sé cuándo hice las cosas mal, pero siento que cambié... Las cosas en que me equivoqué las saqué adelante con trabajo, porque cuando te ganás el cariño de la gente es algo impagable.
-¿Tu familia? ¿De dónde venís, Carlos? -Somos una familia grande. Cuatro varones y cuatro nenas. Padres muy humildes que siempre supieron sacar adelante las cosas con sacrificio. Mis hermanos son mi vida y también la tengo a Catalina, mi hija. Me levanto todos los días imaginando que está acá conmigo porque la extraño mucho. Hago lo posible para estar en contacto con ella, que sepa que la extraño y es mi vida.
-¿Tus hermanos juegan? -De chicos jugábamos todos. Pero ahora sólo queda el menor, que tiene nueve años y, aunque quede feo, la gasta. Está en mi club, Fátima, pero ya lo quiere Peñarol. Para él, yo soy el ídolo. Trato de darle consejos para que no le pasen las cosas que me pasaron a mí.
-¿Te cambió la cabeza que te dijera que vos sos su ídolo? -Saqué una frase del libro “El poder está dentro de ti”, que me aconsejó mi psicólogo: “Lo único que quiero es ser ejemplo para los niños”. En un tiempo hacía las cosas que hacía sin pensar.
-¿Qué hacías? -Por ejemplo salía a la calle y tenía problemas con los hinchas de Peñarol y Nacional. El cambio de vida se lo debo a la terapia. Hay que golpearse la cabeza 10 veces para aprender y por suerte lo hice a tiempo. Apenas tengo 22 años.
-¿Tu familia qué te dijo después de tu primera gran semana en Racing? -Están acá conmigo hace una semana y media. Ellos están orgullosos de mí, pero yo más de ellos. Mi vieja es empleada doméstica y a mi viejo, junto a mis hermanos, les puse una carpintería en Canelones. Yo les debo todo a ellos, en casa si había cuatro manzanas yo no comía para que lo hicieron mis hermanos. No me da pudor decirlo... Es un estilo de vida difícil, incómodo. En mi barrio, si no jugabas te terminabas drogando o robando. Mis padres me sacaron de eso. A ellos les doy todo.
-Tenés fama de agresivo.
-La gente que me conoce sabe que soy familiero y tranquilo. A veces me ha jugado en contra mi carácter fuerte. Cuando me buscan, me encuentran. He tratado de cambiar...
-Fuiste protagonista del escándalo entre Peñarol y Nacional...
-Fue un momento complicado, me pasé seis meses sin jugar. Fue una piedra que sirvió para aprender, sé que no va a volver a pasar.
-¿Te dio vergüenza? -Vi la pelea sólo una vez y no la quise mirar más. Si jugás en Peñarol sos ídolo de muchos niños, todos te ven. Los juveniles decían “soy Carlos Núñez” y se ponían a jugar de manos. Es una imagen muy mala y ya pedí disculpas.
-¿A quién admirás? -A Ronaldo, el brasileño. También a Messi, quién no. Y hoy en día, compartiendo tanto con Diego Milito, es imposible no admirarlo y decir que no es crack. Es de elite, un jugador clase A. Trato de seguir sus pasos.
-¿Cómo es jugar con él? -Es como hacer un curso adelantado de delantero. Aprendés adentro y afuera. Habla en el vestuario, te da consejos cuando nos vamos de viaje. Y te facilita todo. Sabés que tenés que concretar, porque te deja dos o tres jugadas de gol por partido.
-¿Por qué elegiste Racing? Tenías todo acordado para ir a Colón...
-Fueron muchas horas de conversación. Mi destino era Colón, es cierto. Pero apareció Racing y tuve que mirar lo que era mejor para mi carrera. Esta oportunidad era muy importante: último campeón, Copa Libertadores... Me tomé el atrevimiento de venir a un club que tiene grandes delanteros. Estoy contento y no me quiero ir en diciembre.
-Te la jugaste: Bou y Milito son intocables...
-Acepté el desafío, me gustan los desafíos. Respeto mucho a Milito a y Bou, sé que será muy difícil estar entre los 11, pero estoy demostrando que quiero jugar. Hay muchas competencias y voy a tener minutos.
-¿Qué es lo que más disfrutás de Racing? -Los primeros días me costaron mucho, pero me acostumbré. Es un club muy ordenado y tiene un grupo de jugadores bárbaros. Cuando llegué pensaba cómo me iban a tratar, a recibir. Pero vi que todos se apoyan mutuamente. A veces pasa que hay referentes individualistas que quieren ser figura y acá nada que ver. Tanto Milito como Saja quieren que el equipo sea la figura. Me siento muy a gusto.
-Tuviste un gran ingreso contra Sporting...
-Sí. Uno tiene que estar preparado para jugar uno o 90 minutos. Vi lo que estaban corriendo mis compañeros y sabía que si entraba tenía dejar todo. Me tocó estar en la jugada del penal y el pase que terminó en una definición redonda.
-Puro mérito el penal...
-Siempre presiono, no doy una pelota por perdida. El zaguero quiso dar un pase y le quedó corta. Fue penal.
-Sabés que te estás ganando un lugar...
-No pienso en eso. Yo quiero que a Racing le vaya bien. Todos tenemos chances y ganas de jugar, claro.
-¿Te recuerdan por la calle los goles que le hiciste a Independiente por Copa? -Quedamos eliminados, entonces quedó ahí, ja. Si pasábamos creo que no me recordarían muy bien los hinchas de Independiente. Una lástima, porque me encantaría que los de Independiente me tengan rabia.
-¿ Ya te imaginás el marco en el clásico? -Ufff... La gente te genera mucho. Es imposible mirar el marco y no correr. Cuando entrás a la cancha metés vos, pero el papel de ellos es importante. Si nos llega a ir bien en la Copa, no puedo ni pensarlo...
Una opción altísima
A pesar de que el gran deseo de Carlos Núñez es seguir en Racing, su situación no es para nada fácil. El uruguayo llegó a préstamo por un año, proveniente de Peñarol, y su opción de compra es altísima: 4.000.000 de dólares. De todas maneras, de mantener este nivel y con sus ganas, la dirigencia podría hacer una oferta para quedarse con un porcentaje del pase. Problema a futuro.
De dónde viene, hacia dónde va y cómo hizo para dejar atrás un estilo que lo llevó a tener un apodo simpático, pero que él detesta. “Doler no me duele, pero me molesta porque la gente que lo dijo ni siquiera era hincha de Peñarol, mi equipo. Si te critican por lo que hacés afuera... Que digan lo que quieran, sé que el apodo no lo puedo cambiar”, se resigna el uruguayo en la redacción de este diario.
-¿Cuándo fue el click, cuándo dijiste esta vida de salidas no va más? -Me sentía mal y mi familia sufría por verme así. No tengo vergüenza en decir que fui al psicólogo y me cambió la vida. Yo no creía en la terapia, pero hablás de tus problemas y le das salidas a lo que tenés adentro. Son cosas de la juventud... Tuve que tocar fondo, llegar al piso para saber quiénes de verdad estaban conmigo y no porque me fuera bien.
-¿En quién te apoyaste? -Hoy estoy con la gente que más quiero. Gustavo Rodríguez, mi representante desde los 13 años, jamás levantó el teléfono cuando me iba bien, pero cuando estuve mal estuvo siempre arriba mío. A mi novia, que me bancó, a mi familia y a mis amigos, que los voy a nombrar porque son de fierro y me dan orgullo: Diego y Emilio. Estuvieron cuando les pedí una mano.
-¿Hiciste autocrítica? -Sí... Lo que pasa es que tuve la suerte de debutar a los 16 años...
-Eras un nene, ¿te mareó la fama? -Al principio, sí. Pensaba que me sabía todo, que era superior a los demás. Me creía vivo pero era un nabo. Me pasó. Sé cuándo hice las cosas mal, pero siento que cambié... Las cosas en que me equivoqué las saqué adelante con trabajo, porque cuando te ganás el cariño de la gente es algo impagable.
-¿Tu familia? ¿De dónde venís, Carlos? -Somos una familia grande. Cuatro varones y cuatro nenas. Padres muy humildes que siempre supieron sacar adelante las cosas con sacrificio. Mis hermanos son mi vida y también la tengo a Catalina, mi hija. Me levanto todos los días imaginando que está acá conmigo porque la extraño mucho. Hago lo posible para estar en contacto con ella, que sepa que la extraño y es mi vida.
-¿Tus hermanos juegan? -De chicos jugábamos todos. Pero ahora sólo queda el menor, que tiene nueve años y, aunque quede feo, la gasta. Está en mi club, Fátima, pero ya lo quiere Peñarol. Para él, yo soy el ídolo. Trato de darle consejos para que no le pasen las cosas que me pasaron a mí.
-¿Te cambió la cabeza que te dijera que vos sos su ídolo? -Saqué una frase del libro “El poder está dentro de ti”, que me aconsejó mi psicólogo: “Lo único que quiero es ser ejemplo para los niños”. En un tiempo hacía las cosas que hacía sin pensar.
-¿Qué hacías? -Por ejemplo salía a la calle y tenía problemas con los hinchas de Peñarol y Nacional. El cambio de vida se lo debo a la terapia. Hay que golpearse la cabeza 10 veces para aprender y por suerte lo hice a tiempo. Apenas tengo 22 años.
-¿Tu familia qué te dijo después de tu primera gran semana en Racing? -Están acá conmigo hace una semana y media. Ellos están orgullosos de mí, pero yo más de ellos. Mi vieja es empleada doméstica y a mi viejo, junto a mis hermanos, les puse una carpintería en Canelones. Yo les debo todo a ellos, en casa si había cuatro manzanas yo no comía para que lo hicieron mis hermanos. No me da pudor decirlo... Es un estilo de vida difícil, incómodo. En mi barrio, si no jugabas te terminabas drogando o robando. Mis padres me sacaron de eso. A ellos les doy todo.
-Tenés fama de agresivo.
-La gente que me conoce sabe que soy familiero y tranquilo. A veces me ha jugado en contra mi carácter fuerte. Cuando me buscan, me encuentran. He tratado de cambiar...
-Fuiste protagonista del escándalo entre Peñarol y Nacional...
-Fue un momento complicado, me pasé seis meses sin jugar. Fue una piedra que sirvió para aprender, sé que no va a volver a pasar.
-¿Te dio vergüenza? -Vi la pelea sólo una vez y no la quise mirar más. Si jugás en Peñarol sos ídolo de muchos niños, todos te ven. Los juveniles decían “soy Carlos Núñez” y se ponían a jugar de manos. Es una imagen muy mala y ya pedí disculpas.
-¿A quién admirás? -A Ronaldo, el brasileño. También a Messi, quién no. Y hoy en día, compartiendo tanto con Diego Milito, es imposible no admirarlo y decir que no es crack. Es de elite, un jugador clase A. Trato de seguir sus pasos.
-¿Cómo es jugar con él? -Es como hacer un curso adelantado de delantero. Aprendés adentro y afuera. Habla en el vestuario, te da consejos cuando nos vamos de viaje. Y te facilita todo. Sabés que tenés que concretar, porque te deja dos o tres jugadas de gol por partido.
-¿Por qué elegiste Racing? Tenías todo acordado para ir a Colón...
-Fueron muchas horas de conversación. Mi destino era Colón, es cierto. Pero apareció Racing y tuve que mirar lo que era mejor para mi carrera. Esta oportunidad era muy importante: último campeón, Copa Libertadores... Me tomé el atrevimiento de venir a un club que tiene grandes delanteros. Estoy contento y no me quiero ir en diciembre.
-Te la jugaste: Bou y Milito son intocables...
-Acepté el desafío, me gustan los desafíos. Respeto mucho a Milito a y Bou, sé que será muy difícil estar entre los 11, pero estoy demostrando que quiero jugar. Hay muchas competencias y voy a tener minutos.
-¿Qué es lo que más disfrutás de Racing? -Los primeros días me costaron mucho, pero me acostumbré. Es un club muy ordenado y tiene un grupo de jugadores bárbaros. Cuando llegué pensaba cómo me iban a tratar, a recibir. Pero vi que todos se apoyan mutuamente. A veces pasa que hay referentes individualistas que quieren ser figura y acá nada que ver. Tanto Milito como Saja quieren que el equipo sea la figura. Me siento muy a gusto.
-Tuviste un gran ingreso contra Sporting...
-Sí. Uno tiene que estar preparado para jugar uno o 90 minutos. Vi lo que estaban corriendo mis compañeros y sabía que si entraba tenía dejar todo. Me tocó estar en la jugada del penal y el pase que terminó en una definición redonda.
-Puro mérito el penal...
-Siempre presiono, no doy una pelota por perdida. El zaguero quiso dar un pase y le quedó corta. Fue penal.
-Sabés que te estás ganando un lugar...
-No pienso en eso. Yo quiero que a Racing le vaya bien. Todos tenemos chances y ganas de jugar, claro.
-¿Te recuerdan por la calle los goles que le hiciste a Independiente por Copa? -Quedamos eliminados, entonces quedó ahí, ja. Si pasábamos creo que no me recordarían muy bien los hinchas de Independiente. Una lástima, porque me encantaría que los de Independiente me tengan rabia.
-¿ Ya te imaginás el marco en el clásico? -Ufff... La gente te genera mucho. Es imposible mirar el marco y no correr. Cuando entrás a la cancha metés vos, pero el papel de ellos es importante. Si nos llega a ir bien en la Copa, no puedo ni pensarlo...
Una opción altísima
A pesar de que el gran deseo de Carlos Núñez es seguir en Racing, su situación no es para nada fácil. El uruguayo llegó a préstamo por un año, proveniente de Peñarol, y su opción de compra es altísima: 4.000.000 de dólares. De todas maneras, de mantener este nivel y con sus ganas, la dirigencia podría hacer una oferta para quedarse con un porcentaje del pase. Problema a futuro.
TRANSPIRAMOS EL MANTO, VOLVIMOS A CREER EN EL FUTBOL