Diego Milito es sinónimo de gol, de Racing, de idolatría. Se lo ganó y se lo sigue ganando. Porque volvió tras la lesión en la rodilla, metió (de penal) el 1-0 con el que la Academia empezó a construir el triunfo ante el Sporting Cristal (fue 2-0 con una golazo de Videla) y dejó al equipo muy cerca de la clasificación a los octavos de final de la Libertadores.
El Príncipe empujó a sus compañeros en la cancha con juego más que con palabras. Después del flojo primer tiempo, en el que Racing sólo probó a Penny con dos tiros de media distancia, cambió el semblante y el modo de pararse en el campo de juego para la segunda parte y todo fue distinto. Los de Cocca empezaron a presionar la salida de los peruanos y ahí comenzó a llevarse el rédito. Y la prueba se remite al penal: mala salida del Cristal, Núñez le ganó la posición al defensor y llegó la falta en el área.
Milito no perdonó. Pero antes del 1-0, Racing había tenido varios oportunidades para vencer al arquero (un remate de Milito, otra que no pudo controlar, otra que Bou lo buscó y no llegó por centímetros)...
El equipo de Avellaneda sufrió algunos desajustes, pero pocos y sin demasiado riesgo. Se paró bien, Cocca cambió el dibujo (en el ST se vio un 3-4-1-2, con Pillud como lateral/volante, Romero suelto y Nico Sánchez de líbero) y eso le permitió adelantarse en el campo y tener más control de pelota y gestación.
En una de las últimas,
Racing, de la mano del Príncipe, logró una victoria que lo pone cerquita de los octavos. Queda poco para que la clasificación se convierta en realidad
TRANSPIRAMOS EL MANTO, VOLVIMOS A CREER EN EL FUTBOL