Milito inventó un golazo para que Racing lo liquidara y se fuera de vacaciones a dos puntos del líder. Bou y Camacho marcaron los otros dos de la Academia, mientras que Grillo hizo el del descuento de Vélez. Como contra Boca, Aguerre volvió a destacarse y fue figura.
Milito. Su majestad Milito. El que le cambió la cara a Racing. Un Racing que hoy mete miedo. Este domingo, contra Vélez, erró un penal. Se lo atajó Aguerre, el chico que se había ganado todos los aplausos frente a Boca, pero aun así el capitán nunca bajó los brazos. Siguió buscando, jugando. Y apareció cuando la Academia más lo necesitaba. Ese es Milito. Su majestad.
Vélez pudo habérselo empatado luego de que el chico Grillo le devolviera el alma al cuerpo con el 1-2. Para ese entonces el equipo de Russo ya jugaba con diez por la expulsión de Pérez Acuña. Estaba cansado y con uno menos, pero igual soñaba con alcanzar el empate. Entonces apareció Milito para romper ese sueño en mil pedazos y liquidar un partido que se le podría haber complicado.
Desde lo futbolístico Racing fue muy superior. Dominó claramente la mitad de la cancha y le llegó con mucha gente al área de Vélez. Pero como contra Boca, el arquerito Aguerre empezó a convertirse en figura, primero volando de un palo a otro para evitar que el cabezazo de Lollo besara la red y después atajándole a Milito el inobjetable penal que había cometido Pellerano. El tema es que cuatro minutos más tarde Etchenique vio otro penal, esta vez polémico, por una supuesta infracción de Amor a Bou, quien cayó desplomado adentro del área. Y acá el goleador no perdonó.
El 1-0 amplió todavía más la diferencia en el juego, aunque de vez en cuando Vélez soprendiera arrimándose peligrosamente al arco de Saja. Pavone, el más picante de los de Russo, fue partícipe de la que quedó envuelta en la polémica, la de la mano de Lollo. ¿Era penal para Vélez? Etchenique consideró que fue casual, que el central de Racing no puso la mano deliberadamente, aunque es una jugada para repasar mil veces. Sí no quedan dudas que acertó en las expulsiones de Pérez Acuña y Grillo, quienes, a poco del final del encuentro, le entraron mal a Voboril y Gastón Díaz respectivamente.
Cuando Racing estiró la ventaja con el cabezazo de Camacho, el partido parecía estar terminado. Pero no. El gol de Grillo le dio un poquito más de vida al encuentro. Hasta que apareció Milito, su majestad Milito, para poner el 3-1 definitivo con un golazo digno de su jerarquía. Ya estaba todo dicho.
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Milito. Su majestad Milito. El que le cambió la cara a Racing. Un Racing que hoy mete miedo. Este domingo, contra Vélez, erró un penal. Se lo atajó Aguerre, el chico que se había ganado todos los aplausos frente a Boca, pero aun así el capitán nunca bajó los brazos. Siguió buscando, jugando. Y apareció cuando la Academia más lo necesitaba. Ese es Milito. Su majestad.
Vélez pudo habérselo empatado luego de que el chico Grillo le devolviera el alma al cuerpo con el 1-2. Para ese entonces el equipo de Russo ya jugaba con diez por la expulsión de Pérez Acuña. Estaba cansado y con uno menos, pero igual soñaba con alcanzar el empate. Entonces apareció Milito para romper ese sueño en mil pedazos y liquidar un partido que se le podría haber complicado.
Desde lo futbolístico Racing fue muy superior. Dominó claramente la mitad de la cancha y le llegó con mucha gente al área de Vélez. Pero como contra Boca, el arquerito Aguerre empezó a convertirse en figura, primero volando de un palo a otro para evitar que el cabezazo de Lollo besara la red y después atajándole a Milito el inobjetable penal que había cometido Pellerano. El tema es que cuatro minutos más tarde Etchenique vio otro penal, esta vez polémico, por una supuesta infracción de Amor a Bou, quien cayó desplomado adentro del área. Y acá el goleador no perdonó.
El 1-0 amplió todavía más la diferencia en el juego, aunque de vez en cuando Vélez soprendiera arrimándose peligrosamente al arco de Saja. Pavone, el más picante de los de Russo, fue partícipe de la que quedó envuelta en la polémica, la de la mano de Lollo. ¿Era penal para Vélez? Etchenique consideró que fue casual, que el central de Racing no puso la mano deliberadamente, aunque es una jugada para repasar mil veces. Sí no quedan dudas que acertó en las expulsiones de Pérez Acuña y Grillo, quienes, a poco del final del encuentro, le entraron mal a Voboril y Gastón Díaz respectivamente.
Cuando Racing estiró la ventaja con el cabezazo de Camacho, el partido parecía estar terminado. Pero no. El gol de Grillo le dio un poquito más de vida al encuentro. Hasta que apareció Milito, su majestad Milito, para poner el 3-1 definitivo con un golazo digno de su jerarquía. Ya estaba todo dicho.
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