Racing dio anoche un paso gigantesco rumbo a la segunda ronda de la Copa Libertadores. Por lo hecho en la primera mitad, donde mostró decisión y una gran contundencia, se acomodó en lo más alto del Grupo 3 y logró, desde la diferencia de gol, una buena cobertura para algún contratiempo que pudiera sufrir en sus próximos compromisos coperos, que serán con Boca en Avellaneda y luego con Bolívar en la altísima La Paz.
Bajo presión, porque empezó a jugar sabiendo de la victoria de Boca, lo que obligaba a no dejar puntos por el camino, Racing demoró apenas seis minutos para empezar a resolver el resultado y lograr la cuota de tranquilidad para manejar las acciones a su antojo.
El regreso de Videla fue ampliamente satisfactorio, para cortar y recuperar, aunque se lo haya notado lento en los recorridos largos. Junto con Aued fueron suficientes para que la Academia se plantara en el círculo central y desde ahí desplegara todo su poderío teniendo a Hurtado en la mira.
En el análisis de lo hecho por Racing no se puede dejar de tener en cuenta la condición del Deportivo Cali. Que llegó a la Argentina sin Preciado ni Borré, sus dos delanteros titulares, y que además exhibió una llamativa endeblez individual.
Por eso, más allá de que su rendimiento fue muy bueno, ¿será siempre tan efectivo utilizar a Licha López más en funciones defensiva que ofensivas? Otra duda para dilucidar en el futuro inmediato: ¿es conveniente para el equipo y para él mismo que Romero juegue exageradamente estacionado por la derecha (la excepción fue su gol de cabeza)?
La noche terminó a puro festejo porque el colombiano Martínez cambió la chapa final con una definición propia de un atacante de enorme futuro. Ahora sí Racing entendió que si esto que está disfrutando no es la felicidad plena, pues se le parece bastante.
Fuente: Clarín
Retoque fotográfico: @RCMSnews