Villa Luján está convulsionada. Las brasas, entrada la tarde de Avellaneda, acompañan a fuego lento el gran triunfo de Racing. La carne ya está salada y sólo espera la llegada del agasajado. Están los amigos de toda la vida, la mamá, la abuela y los primos. Ricardo Centurión, la figura del clásico y la sensación del torneo, tiene su merecido premio. “Ganamos un partido que es diferente para nosotros y ahora tengo este rico asadito. Todavía tengo algunos rayones en un cuádriceps y me duelen un poco las piernas, pero me olvido... Estas son las mejores cosas que tengo en la vida”, le dice a Olé el Wachiturro, como lo coreó toda la cancha cuando se quedó haciendo notas para la TV consumado el 2-0.
-¿Ya caés de todo lo que estás viviendo? -Ahora un poquito, pero todavía no caigo al ciento por ciento. Esto lo vivo día a día y con los pies sobre la tierra, como siempre me dicen los más grandes.
-¿En la mesa se habló mucho del clásico? -Sí, con todos... Mi mamá no me critica porque para ella soy el ídolo, pero mis amigos sí. Ellos me dijeron las cosas que hice bien y también las que no. En las malas también van a estár, por eso los tengo acá al lado mío.
-Le hiciste una gran jugada a Santana...
-Sí, me salió una bicicleta. Fue la jugada más linda de mi vida... Justo me tocó hacerla en el clásico, con todo lo que eso significa. Para nosotros es un partido aparte y me salió algo que puedo hacer en cualquier posición de la cancha.
-¿Tus amigos te dijeron algo por el lujo? -Se rieron y me dijeron que estuvo muy bien. Se acordaron de que se los tiraba cuando jugaba con ellos y ahora lo hice en el Cilindro. Siempre me gustó hacer cositas con la pelota.
-¿Fue una semana especial por lo que te tocó vivir con esa foto que salió en algunos medios? -Sí, pero no les doy mucha bola a esos comentarios. Demostré que, concentrado, las cosas cada vez me van a salir mejor.
-¿Te hablaron mucho tus compañeros? -En mi vida personal tuve algunos tropezones en Inferiores, pero es el momento de crecer. Yo concentro con Pepe (Sand) y me habla mucho. Me dice que esté tranquilo y con los pies sobre la tierra. Y dentro de la cancha, que busque siempre el mano a mano, encare y termine las jugadas. Y me salió...
FUENTE: Olé
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Primera División
