Desde la salida de José Gustavo Sand desde Lanús, con esa
millonaria venta al fútbol árabe, nadie consiguió tanto gol como él, 28
gritos, como Mario Regueiro, el uruguayo munido de pergaminos aunque
algo desconocido para nuestro fútbol que debutó con la camiseta granate
allá por agosto del 2010 y que, a diferencia de Pepe, se fue a Racing
por la puertita del perro. A la Hiena, hoy jugador de Luis Zubeldía, su
particular invierno todavía lo acompleja. Y si bien tuvo un semestre
bastante olvidable, sus planes eran otros. ¿Los responsables del
cambio? La dirigencia, según sus sutiles palabras, paga dos pesos…
“Me
sorprendió lo que pasó. Hace cinco meses que firmé por dos años más
para retirarme en el club (cumple 35 años en septiembre). Me fui de
vacaciones con la idea de volver con todo, para hacer las cosas mucho
mejor en este torneo, y no fue el regreso que esperaba… Yo no me quería
ir. Fui muy claro. Lo grité a los cuatro vientos ante los que cerré mi
contrato. Pero uno no siempre logra lo que quiere. Estoy un poco
dolido. Me hubiese gustado una salida más elegante. Pero así es el
fútbol”, dijo el charrúa en diálogo con Lanús 2000 Radio (AM 860
Digital).
Algo no cierra. En este torneo Final, incluso, salió a
la cancha varias veces como suplente, algo inusual desde su llegada al
club. Entre las lesiones que lo tenían mal durante toda la semana y un
nivel en baja (producto de estado, justamente), sus minutos ya no eran
los de antes. ¿Barros Schelotto le bajó el pulgar? “Hablé dos veces con
el Mellizo. Le pregunté si había algo que no me hubiese dicho antes. Y
él también fue muy claro conmigo. Me aseguró que con aquellos que no
pensaba contar ya había hablado. Y conmigo no lo hizo… No era mi caso…
Es más, me dijo que era muy importante para el equipo y para el grupo…”,
agregó Súper Mario. Atención CD…
“Fue un balde de agua fría
para mí y para el plantel. Incluso en su momento lo había hablado con
(Nicolás) Russo, que por mi experiencia, mis años en el exterior, podía
tener incluso un cargo en el club. Igual, me voy bien con todos. Con
los cuerpos técnicos, con mis compañeros, con los dirigentes. A veces
porque alguno se equivoque no quiere decir que todos sean malos… Ahora
tengo que levantar cabeza. Esto me sirvió para hacerme fuerte y
arrancar de cero. En este momento está el dolor. Pero también mi ganas
de revancha. Y le tengo que agradecer a Racing por haber puesto esta
frutillita en mi carrera. No cualquier grande te da trabajo con esta
edad…”, cerró Regueiro a punto de la lágrima.
El 14 de agosto,
por la Copa Sudamericana, se volverá a ver la cara con muchos. Con los
que tanto quiso. Y con los que no lo quisieron
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