Diego Milito es el ancho de espadas de Racing. El San Martín del equipo de Avellaneda. El referente, sin dudas. Y un escalón por debajo, apenitas, está Gustavo Bou. Claro, recién está en su primera temporada en la Academia y, obviamente, cuenta con mucho menos historia. Pero vaya si es importante. Mucho más cuando forma dupla con el Príncipe. Esta vez estuvo en solitario -Diego fue preservado- y se las arregló para ser determinante en la victoria en Avellaneda por 2-0 ante Lanús. Para volver al triunfo y quedar a cuatro puntos (20) de la cima.
Racing había arrancacado mejor, con Romero como abanderado. Había llegado el equipo de Cocca, pero no había estado fino en la definición. Lanús, apelando a transiciones cortas y rápidas, metió peligrosidad en lo siguientes minutos, aprovechando la pérdida de control de pelota del local.
Esa tendencia creció en el segundo tiempo. Le costaba al dueño de casa ante un visitante mejor plantado, que incluso tuvo situaciones. Saja fue importante para impedirlas. Pero cuando la soga apretaba el cuello y la victoria se prestaba difícil, Bou aprovechó el buen pase de Romero y la mandó a guardar para destrabar la noche.
Luego, la Acadé se manejó con tranquilidad. Mucho más por la expulsión de Lautaro Acosta (Pitana entendió que le entró fuerte a Pillud y le mostró la segunda amarilla). Nueva roja para el delantero, que había sido expulsado en el clásico ante Banfield y estaba jugando por el 225 (le restaba una fecha por cumplir, ya que ante Boca no había estado). Cuando el partido estaba por finalizar, Cabral aprovechó bien una pelota parada anticipando su marca para sellar el resultado.
A pesar de no contar con Milito, Racing se las arregló para sumar de a tres, quedar expectante en el torneo e ir con el ánimo en alza a Uruguay, donde jugará el jueves por la Libertadores ante Montevideo Wanderers.
TRANSPIRAMOS EL MANTO, VOLVIMOS A CREER EN EL FUTBOL