La hilera de
hinchas es serpenteante. Se extiende en dos cuadras y media, desde
Helguera hasta Nogoyá. Están todos vestidos de celeste y blanco,
enloquecidos en el corazón de Villa del Parque. Tienen la ñata contra el
vidrio, casi de acuerdo con el tango de Discépolo, porque del otro lado
del ventanal, Lisandro López mueve su mano derecha con la misma
intensidad que corre detrás de cada pelota.
Firma uno, dos, tres, cientos de autógrafos. Y sonríe para cada foto. Entonces, un hombre sin pelos en la cabeza -tampoco en la lengua- lo abraza, le da un beso y le susurra al oído: “Gracias por volver, Licha”.
Y sin pretenderlo, ese calvo simpatizante sintetiza el sentimiento de los fieles de Racing: la gratitud con
este emblema del club que, a los 33 años recién cumplidos, regresó
entero, vigente. Aquel que, en la línea sucesoria de ídolos, será el
principal referente del equipo luego del retiro de Diego Milito. Lo
tiene claro López, mano a mano con Clarín, en el medio
de la histeria que provoca su presencia. Y lo hace a 24 horas de sus dos
goles en Rafaela, los que lo pusieron en la cima de la tabla de
artilleros de un plantel que tiene abundancia ofensiva y alta
competencia.Firma uno, dos, tres, cientos de autógrafos. Y sonríe para cada foto. Entonces, un hombre sin pelos en la cabeza -tampoco en la lengua- lo abraza, le da un beso y le susurra al oído: “Gracias por volver, Licha”.
-Eras consciente de que volvías a un equipo en el que tenías por delante a Milito y a Bou, nada menos. ¿No arriesgaste mucho?
-A todos lados donde fui tenía jugadores importantes por delante y siempre tuve que pelear para ganarme un lugar. Así que nada cambió ahora. Siempre luché por un puesto; ese objetivo me planteé hasta el final de mi carrera.
-¿Y esperabas tan rápido corporizarte en el goleador de Racing? ¿Qué te genera este gran momento personal?
-Alegría. Y también me produce tranquilidad saber que estoy haciendo las cosas bien. En ningún momento dudé de mí; ni de mi estado físico ni de mis ganas ni de mi voluntad de rendir con esta camiseta. Después, lógicamente, las cosas pueden salir bien o mal en la cancha. Igual, lo más importante es que estamos primeros en la Copa Libertadores y no nos bajamos de la pelea por el campeonato.
-No todos confiaban en tu vigencia. ¿Cuántas veces escuchaste: “Lisandro viene a robar”?
-Ese es un problema de la gente que habló de más. A mí me tiene sin cuidado. Nunca dudé de mí.
Lisandro conserva un poco de amor francés en ese acento cerrado. En definitiva, jugó cinco temporadas en Olympique Lyon. Coqueteó con Racing el verano del año pasado, pero terminó arreglando con Inter de Porto Alegre. Y los hinchas se enojaron. Hasta que pegó la vuelta y sus goles enterraron el despecho. “Se dio mi regreso ahora; hay varias cosas que hay que tener en cuenta en el traspaso de un club a otro, no solamente la voluntad del jugador. Y éste era el momento para volver”, admite.
-Racing es uno de los equipos más contundentes del torneo; también, de los más goleados. ¿Cómo se consigue el equilibrio para no sufrir?
-Es importante buscar el equilibrio. Cuando hay muchos goles es porque los equipos se abren más, van al ataque y se descuidan en defensa. Estamos todos en la misma. Es una tendencia del torneo. A nosotros no nos tienen que convertir tanto, pero tenemos dos semanas para transformarnos en un equipo cada vez más difícil de vencer.
Llega la hora del adiós. Le recomiendan esperar la desconcentración de la gente. “Ni que fuera Michael Jackson”, se queja. No es cierto. Como el cantante, Licha es un artista. ¿O acaso no le pone música al ataque de la Academia?
Fuente: clarin.com
@davellaneda77