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ULTIMO MOMENTO

UN LOCO LINDO



Regaló todas sus camisetas, dice que no entiende que un hincha le diga “te quiero” y que el fútbol es tan sólo una parte de su vida. El hombre asegura que no ser mediático lo perjudicó, se enorgullece de eso.


Entre tanto cassette hay discursos que ponen en contexto al valor real de ser futbolista.  Y en ese escenario donde todo es tan artificial, él parece raro. De tan convencional convence. De a poco se advierte que hay cierta obsesión, es real, pero nada que los demás no tengan en otros sentidos. No se le mueve ni un pelo para decir lo que siente o lo que piensa. No titubea. O tal vez un poco. Y es normal, porque las contradicciones son parte del ser humano. Cuestiona con seguridad, le quita el chamuyo al asunto, impone condiciones con altura y presenta un juego de concentración suprema para llevar una charla. Lisandro López es tan Lisandro López que da pena que no quiera serlo más después de que deje de patear una pelota por plata.
Ahí, en una sala de prensa de Racing, su casa en esto del mundo del cuero en los pies, Licha, a sus 34 años, abre la puerta un poco, no demasiado, porque no quiere que nadie entre a lugares que no le interesa exponer en su forma de entender este extraño planeta en el que está desde los 18 años, cuando desde Rafael Obligado llegó a la Academia. Y claro, por más que él se proclame como un perro verde, escucharlo permite comprender que tal vez no lo sea tanto.

-Un tipo con tu trayectoria y que es tan querido, que tiene miles de presiones porque se lo exige más que a los demás, ¿puede disfrutar de este trabajo del fútbol?

-Es muy personal, es como lo vive cada uno. A mí cuesta mucho hacerlo y entiendo que prácticamente nunca pude disfrutar del fútbol desde que soy profesional. Disfrutar para mí es sentir esa cosa acá antes de salir a la cancha (se mete en la respuesta con pasión y se toca la boca del estómago), sentir esa adrenalina de la presión, de la gente… Y después viene la tranquilidad de haber logrado un triunfo, que tampoco me da una satisfacción suprema, me da calma de cumplir el objetivo, de hacer bien mi laburo y hasta ahí llega. La verdad que siento que son espacios muy cortitos de tiempo y no más que eso.

-Y ese no disfrutar, ¿tiene que ver con vos o el medio propone algo que te va quitando las ganas?

- Me parece que tiene que ver conmigo. Hay jugadores que se toman más relajado todo el ambiente, el circo, lo que se genera y les importa de otra forma a la hora de un resultado o de una actuación personal. Cada uno lo toma como quiere o puede, pero a mí me costó siempre disfrutar.

-¿Dónde ponés el disfrute, qué es lo que te hace sentir bien?

Yo disfruto mucho de entrenarme, de jugar como juego a la pelota, de la naturaleza del juego. Es una pasión, como cuando agarro la caña y voy a pescar. Eso lo disfruto realmente. Pero cuando es profesional, ya cambia. Hay un montón de cosas que lo rodean, que hacen que ese juego se convierta en tu laburo. Por eso digo que no me gusta todo lo que rodea a esto, me gusta entrenarme y eso, después de a poco me fui adaptando a todo el resto.

-Mencionaste la palabra circo y hablás del medio, ¿te cuesta relajarte con lo que se habla del jugador, con cómo se lo mira y cómo se lo juzga…?

-Estoy ya bastante acostumbrado. Aunque siempre fui medio perro verde, medio reacio a todo lo que se genera afuera del fútbol. Por eso no soy de dar tantas entrevistas…

-Pero me parece que eso es desde siempre, no desde que te convertiste en Licha López.

-Tal cual, siempre fue así. Es que muchas veces no sé qué decir, no me gusta caretearla. No sé qué responder, entonces me siento incómodo y me pongo nervioso. De hecho, a programas de televisión fui a uno cuando recién arrancaba y después no fui nunca más. Puedo hablar un poco de fútbol y ya. ¿Qué le puede interesar a la gente qué comí, qué hago o qué dejo de hacer? Y la verdad es que tampoco me interesa contarlo. Así que es poco lo que puedo decir.

-¿El vincularte poco con los medios te puede haber perjudicado en tu carrera o no influyó?

-Me perjudicó mucho. Creo que sí, porque todos sabemos que muchas veces la prensa te pone arriba o abajo. Y creo que he tenido unos años de un muy buen nivel, en los que me destacaba en lo que hacía y siempre tuve poca prensa. Ojo, no sé si la palabra es perjudicar, porque yo lo elegí así y no me quejo para nada. Pero creo que si hubiera sido más abierto con la prensa y hubiera tenido más exposición, me parece que deportivamente hablando me podría haber ido mejor. Para ir a la selección, por ejemplo.

-¿La pasión que sentís por el deporte te proyecta para el día después vinculado al fútbol? ¿O cuando termines de jugar es decir ‘ya está’?

-Ya está, creo sí. Siempre lo digo, lo que no quita que dentro de unos años esté haciendo algo. Lo que tengo más claro es que director técnico no quiero ser. Pero hoy no me veo relacionado al fútbol.

-¿Cómo vivís con eso de ser grande para el fútbol, pero joven para la vida?

-Es raro, no sé. Va, qué sé yo si es raro. Yo estoy haciendo lo que me gusta, laburando de esto. Siempre supe que a una cierta edad  el físico no me va a permitir seguir haciendo esto y siempre fui muy realista que cuando llegue ese momento… Siempre tomé a este deporte como una parte de mi vida. Escucho que algunos dicen que el fútbol es su vida, pero para mí es sólo una porción. Y el día que se me termine empezaré a trabajar de otra cosa y continuará mi vida de otra forma. Y seguiré jugando al fútbol por diversión.

-¿Te imaginás viviendo en tu pueblo y pescando?

-La vida del pueblo me encanta, pero mentiría si dijese que estoy seguro de dónde voy a vivir. Todavía no lo tengo muy en claro. Lo que sí creo que en el lugar donde me instale es donde trabajaré.

-Al tener tantos años en esto del fútbol, ¿te queda margen para el asombro?

-Sí, hay muchas cosas, creo que nunca dejamos de asombrarnos de las cosas…

-¿Por ejemplo?

-Soy un desastre para recordar cosas. Pero la verdad que hay cosas que no me dejan de sorprender, como lo que se dice o se hace en el juego.

-¿Más las malas que las buenas?

-Sin duda.

-Se nota que te enojan esas cosas.

-Sí, me duele que se invente tanto, que haya tanta mala leche. Que sólo por vender, por un papel más o un punto más de rating se inventen tantas estupideces que hacen daño a las personas y a las que las rodean.

-¿Estas cosas son las que te hacen ser un perro verde?

-No sé. A mí me molesta cuando se meten con cosas que no tienen que ver con el juego. Yo puedo decir que sos buen o mal periodista. Ahora si yo digo que sos de lo más conflictivo que hay… ¡Cómo alguien puede decir eso! Pienso que si no saben cómo trabajo o cómo me vinculo con los demás, cómo pueden asegurar algo que desconocen. Acepto que me digan que no les gusta como juego al fútbol, pero cuando se meten con otras cuestiones que tiene que ver con la intimidad de un grupo, esas cosas no las soporto y siempre me duelen y sé que estoy expuesto a eso hasta el último día que juegue.

-¿La gente cree que te conoce cuando estás en un lugar de exposición?

-Sí. Vienen y te dicen “yo te quiero mucho”. ¿Cómo me vas a querer? ¿Por qué me vas a querer? ¿Por un gol? No, hermano, si no me conocés. La gente te ve adentro de la cancha y piensa que si sos un loco ahí, andás por la vida siendo un loco. Y tiene que ver con que yo vivo los partidos de esa manera. Pero no necesariamente soy así.


-¿Por qué vivís los partidos así? ¿Adrenalina? ¿Competitividad?

-Es algo que se lleva adentro. Lo vivo de esa manera. En ese momento estoy tonto por los detalles. Yo por ejemplo, hace unos meses atrás, en una concentración, le decía a Gustavo Bou: “¿Hermano, cómo podés dormir la siesta el día del partido?”. Y él me decía que me relaje y me tire a dormir. Y no. A mí me duele la panza. Me pongo nervioso. Y él se tapaba y dormía. Y yo lo toreaba: “Ojalá que cuando sea grande pueda vivir los partidos como vos”. Si me faltara eso, no podría jugar.

-¿Y eso se puede transmitir?

-No creo. Es medio chamuyo. Lo tenés o no lo tenés. Podemos hablar antes del partido. Podemos hacer un circo y dale y dale y después cada uno lo vive a su manera.

-Pero es medio difícil que no tengas esa pasión en el resto de las cosas de tu vida…

-Sí, sí, sí, sí… Voy a empezar a decir cada cosa (se frena y hace un gesto con las manos como si no quisiera contar nada más). En las cosas que hago a diario sí. Sí, sí sí.

-Pero es normal...

-(Interrumpe) Sí, cuando le estoy pasando el trapo así a la mesa (apoya su palma y limpia con un trapo imaginario, lento y apretando para que no se escape nada). De verdad te lo digo. Soy así. Tengo esa obsesión.

-¿Pero podés entender que otro no tenga esa pasión?

-Sí, claro. Lo único que me jodería es tener que limpiar la mesa con ese tipo.
-Pero en el fútbol a veces te toca limpiar la mesa con otro tipo que tal vez no tiene tu pasión…
-Es cierto. Pero capaz ese tiene cosas que yo no tengo y nos hace mejores a los dos. Yo soy así y respeto que otro no lo sea. Siempre que no me perjudique.

-Dijiste que te molesta mucho de lo que ocurre alrededor del fútbol y que hay cosas que no entendés. ¿Firmarías volver a ser Lisandro, el del pueblo, una vez que termine tu carrera? ¿Te gustaría volver a ser un desconocido?

-Sí, lo firmaría. Firmaría volver a ser un desconocido el día que me retire. Me gustaría. Tal vez el día de mañana me retire y pueda llegar a extrañar que alguno pase y te diga “che, gracias por aquel gol”. Pero hoy me encantaría andar tranquilo. Tampoco es que la gente me anda atrás, eh.

-¿Es por vergüenza?

-Seguro. A mí me siguen dando vergüenza esas situaciones. No sé qué decir. Firmaría ser un desconocido. Viviría igual, más tranquilo, normal. No me haría falta nada.

-¿Y a la inversa? ¿Te pasó de ver a alguien contra el que jugabas y no poder creerlo?

-Me pasaba de chico, porque de grande no quedó ni una medalla, ni una camiseta. Nada. Yo llegué a Racing a los 18 años, luego de terminar el secundario en mi pueblo. Recién ahí caigo a ver si era futbolista profesional. Cinco años después estaba enfrentando a Henry en Champions, por ejemplo. Después se naturalizó.

-¿De verdad no quedó ni una camiseta?

-No, nada. Los primeros dos o tres años cambié algunas. Y unos años después no quedó nada. Regalé todo. Hace muchos años que no tengo nada. Ni colecciono camisetas ajenas ni mías. Ninguna.

-¿Ninguna? ¿Ni la primera?

-Creo que esa la tiene mi vieja. Pero yo no tengo nada. Material, eh. Después tengo hermosos recuerdos todos acá (se señala la cabeza).

-¿Y cuál es la razón de eso?

-Que no me gusta atesorar cosas. No me interesa. No quiero sonar soberbio ni hipócrita, pero no le doy importancia. No tengo ni medallas, ni camisetas, ni ninguna que haya cambiado. Seguro. Nada.

-¿Pusiste fecha para el retiro a fin de año o es algo sobre lo que dudás?
-No. No puse fecha. Es algo que vamos a evaluar en diciembre. Las lesiones son más difíciles y el tiempo pasa. Yo no quiero pasarme más días en el consultorio que adentro de la cancha. Y yo no siento que aporte si no estoy en la cancha.

-¿Y si eso pasa vas a guardar la última camiseta?

-No sé. Si me la pide alguno se la regalo. Pero después me quedará el recuerdo. Mirá, si mañana me pusiera una carnicería, ¿guardaría el primer delantal o el último? Yo creo que no.

 

Fuente:https://www.pagina12.com.ar
Retoque fotográfico: @RCMSnews

INMORTAL



Como esos superhéroes que, cansados, heridos, cuando parece que ya no volverán a ser lo que eran, que, cuando todos piensan que están acabados y su final está próximo, siempre aparecen. Así, nuestro Superlicha puso la punta del botín para sellar lo mejor que viene mostrando el equipo en estas últimas fechas: su capacidad de reaccionar cuando lo acorralan. Pero que el ¡Li-Sá! Li-Sá! no oculte los límites, porque si bien mejoramos atrás todavía falta juego y sobre todo astucia para saber liquidarlo, como en el primer tiempo con esas dos contras después del Cvitagol. 

¿Vamos de menor a mayor? Más bien de atrás para adelante, por la muralla Donatti y por el Osocrack, y ojalá fuéramos Sigali y diez más, incluso haciendo la banda. ¿Querés más de lo positivo? No nos desordenamos y resolvemos circunstancias adversas (perder a Nery, nuestra válvula de flotación). ¿Qué nos viene faltando? Ni con 11 ni con 10 el equipo contagia esa electricidad arrolladora del campeón, porque los laterales no desbordan con peligro, porque el Pulpo alterna buenas y malas, Zaracho conecta y desconecta y a Barbona todavía le falta una rosca para adueñarse del puesto y romperla. 

¿Que los últimos rivales no son medida? Quizás. Mientras, nos acomodamos y recargamos el inflador de confianza.

Fuente:https://www.ole.com.ar/
Retoque fotográfico: @RCMSnews


SUPERLICHA


Avellaneda es y será una fiesta por donde se lo mire. La Academia no sólo ha sumado una estrella más a su palmarés. Sino también, una mochila de premios y medallas para los campeones que se consagraron el pasado 31 de marzo. Se entregaron esta noche los Premios Superliga 2018-2019, en el teatro Astral. Y Racing fue galardonado con un sinfín de distinciones.

El campeón del fútbol argentino se llevó el SAF de Oro, galardón más importante de la noche. A su vez, Lisandro López se quedó con el premio al máximo goleador, mejor jugador y mejor delantero de la Superliga, pero además, fue incluido en el equipo ideal de la temporada. Tres estatuillas y un reconocimiento para el capitán de la Academia, quien no estuvo presente en la entrega. Pero Licha no fue el único representante de Racing ganador en la velada. Eduardo Coudet, quien no asistió a la fiesta (Víctor Blanco recibió su premio), fue elegido como el mejor entrenador. Por su parte, Matías Zaracho se llevó el premio a la revelación y tanto Leonardo Sigali como Matías Rojas (por su desempeño en Defensa y Justicia), formaron parte del 11 ideal de la temporada.

Racing Superliga

cabe destacar que la elección de los 18 galardones, no sólo fue tarea de distintos organismos de la Superliga y medios de comunicación, sino también, del público. El premio que se adjudicó Lisandro al mejor jugador del campeonato, fue elegido por la gente. El centro de estadísticas de la competencia, la empresa Innova, fue la encargada de seleccionar al mejor delantero y DT, al igual que el equipo ideal de la temporada. Por su parte, el Diario Olé escogió al premio Revelación.

Un Racing demoledor
La institución de Avellaneda fue la protagonista de la noche. No sólo se quedó con el Premio SAF de Oro sino que también, con otros cinco premios más, además del reconocimiento a Sigali, lo que lo transformaron en el más ganador de la velada. Lógicamente, en esta lista no se cuenta a Matías Rojas, ya que el galardón que obtuvo representando al Halcón de Varela, que fue subcampeón de la Superliga.

Racing Superliga

Lisandro López deberá hacer lugar en su vitrina. Su brillante temporada que condujo a Racing a consagrarse campeón, se materializó en tres premios y una distinción. Los 17 goles en 24 partidos, su promedio de 0,70 gol por partido y su liderazgo implacable a la hora de ser la cabeza de un grupo campeón, lo volvieron de acero. O mejor dicho, teniendo en cuenta esta noche inolvidable, de oro.

Fuente: Racing del alma

PENSANDO EN VOS SIEMPRE



Lisandro López hizo un gol y fue uno de los puntos más altos en la victoria de Racing, 4-2 sobre Deportivo Cali. “Contento, me siento muy bien. Importante era el triunfo, lo hicimos bien. Sacamos una buena diferencia y supimos mantenerla, me voy contento por eso”, sostuvo el delantero. Y restó preocupación: “Se me cargó un poco, por eso la salida temprana por precaución, pero todo bien”.

Con respecto a la merma en el complemento, Licha aseguró: “Hicimos un desgaste importante en el PT, una buena diferencia. Por un poco de cansancio, creo que la diferencia lleva a relajarse incoscientemente. No es lindo que nos hagan tantos goles, pero supimos mantener la diferencia”. Y cerró: “Tenemos una visita a Bolivia. Ojalá que podamos cerrar la clasificación por la gente”.

Fuente: Olé.
Retoque fotográfico: @RCMSnews

ALL IN


Casi como si fuera una discusión de Gabinete sobre medidas económicas, una de las principales dudas que se planteaba Facundo Sava en el inicio de su ciclo era con qué velocidad aplicar sus primeras modificaciones: shock o gradualismo. El temor por desarticular aquel equipo de Diego Cocca, que además de cortar la sequía de títulos había permitido encontrar una especie de orden espiritual en el club, estaba latente en los hinchas. Sin tocar demasiado en un principio, el Colorado decidió mantener el esquema de su antecesor: 4-4-2 con la posibilidad de ver a Romero, ocasionalmente, tirado como enlace.

En un principio, a Sava le costó soltarse e incluso apostó por esquemas demasiado conservadores atentando contra sus propios ideales. En el clásico ante Independiente y en el primer encuentro ante Boca por la Copa, el entrenador hizo el click. Ir con un solo punta a resguardarse, casi le juega una mala pasada. Superada la prueba de fuego con dos empates apáticos (salvo por la chilena de Licha), Racing se despachó con un 6-3 ante Unión para anticipar lo que se venía: desterrada la época de la especulación, bienvenida la era del golpe por golpe. 

En el reparto de guantes, los de Avellaneda apabullaron rivales con su poderío ofensivo, aunque también empezaron a aparecer los desórdenes defensivos. Los números son elocuentes: en el torneo es el equipo que más goles marcó con 22 y uno de los que más recibieron, con 20, sólo detrás de Rafaela. Y si bien todavía no ajustó las clavijas atrás, Sava está satisfecho con esta propuesta, más cercana a su filosofía. 
Por eso, en el encuentro de este jueves ante Deportivo Cali en el Cilindro, el Colorado utilizará por primera vez el tridente que anhelaban ver los hinchas de la Academia: Lisandro López-Milito-Bou. En Olé, repasamos el año de cada uno.

Milito: el ídolo todavía está vigente
Pese a que le costó en el arranque y en algunas ocasiones fue al banco, el Príncipe se fue reencontrando con su nivel con el correr de los partidos. Por el torneo local, disputó 361 minutos y anotó tres tantos (dos a Unión y uno a Lanús). En la Copa, jugó 188 minutos, pero no se pudo estrenar todavía en la red. ¿Lo conseguirá ante el conjunto colombiano?


Bou: los problemas de lado
Afectado por algunas lesiones musculares en el inicio de la competencia, la Pantera fue más noticia por su discordia con la dirigencia que por su rendimiento dentro de la cancha. Aunque la bronca con Blanco por no venderlo en su momento sigue vigente, el delantero volvió a exponer sus condiciones. En el campeonato, participó 359 minutos y marcó tres tantos (Atlético Tucuman, San Martín SJ y Atlético Rafaela). Por Copa, jugó 216 minutos y fue fundamental en el Repechaje: marcó los tres goles en el 1-1 y el 2-2 ante Puebla.


Lisandro López: el sucesor del PríncipeDespejó rápido las dudas que había sobre su presente. Sin dudas, el golazo de chilena ante Independiente fue importante para reflotar el idilio con la gente. En el torneo, disputó 387 minutos e hizo cuatro goles (dos a Rafaela, uno a Unión y el mencionado al Rojo). En la Libertadores, fue el que más participó en ataque: 288 minutos y dos goles (Cali y Bolívar). Con el retiro de Milito en junio, el legado será suyo.


Los números son bastante similares. Y como suelen repetir muchas veces los entrenadores: los jugadores se sacan y se ponen. Por lo que mostraron por separado, los tres merecen estar en cancha. ¿Cómo les irá juntos?

Fuente: Olé.
Retoque: @RCMSnews 

NUNCA DUDE DE MI

La hilera de hinchas es serpenteante. Se extiende en dos cuadras y media, desde Helguera hasta Nogoyá. Están todos vestidos de celeste y blanco, enloquecidos en el corazón de Villa del Parque. Tienen la ñata contra el vidrio, casi de acuerdo con el tango de Discépolo, porque del otro lado del ventanal, Lisandro López mueve su mano derecha con la misma intensidad que corre detrás de cada pelota.

Firma uno, dos, tres, cientos de autógrafos. Y sonríe para cada foto. Entonces, un hombre sin pelos en la cabeza -tampoco en la lengua- lo abraza, le da un beso y le susurra al oído: “Gracias por volver, Licha”.
Y sin pretenderlo, ese calvo simpatizante sintetiza el sentimiento de los fieles de Racing: la gratitud con este emblema del club que, a los 33 años recién cumplidos, regresó entero, vigente. Aquel que, en la línea sucesoria de ídolos, será el principal referente del equipo luego del retiro de Diego Milito. Lo tiene claro López, mano a mano con Clarín, en el medio de la histeria que provoca su presencia. Y lo hace a 24 horas de sus dos goles en Rafaela, los que lo pusieron en la cima de la tabla de artilleros de un plantel que tiene abundancia ofensiva y alta competencia.

-Eras consciente de que volvías a un equipo en el que tenías por delante a Milito y a Bou, nada menos. ¿No arriesgaste mucho?
-A todos lados donde fui tenía jugadores importantes por delante y siempre tuve que pelear para ganarme un lugar. Así que nada cambió ahora. Siempre luché por un puesto; ese objetivo me planteé hasta el final de mi carrera.

-¿Y esperabas tan rápido corporizarte en el goleador de Racing? ¿Qué te genera este gran momento personal?
-Alegría. Y también me produce tranquilidad saber que estoy haciendo las cosas bien. En ningún momento dudé de mí; ni de mi estado físico ni de mis ganas ni de mi voluntad de rendir con esta camiseta. Después, lógicamente, las cosas pueden salir bien o mal en la cancha. Igual, lo más importante es que estamos primeros en la Copa Libertadores y no nos bajamos de la pelea por el campeonato.

-No todos confiaban en tu vigencia. ¿Cuántas veces escuchaste: “Lisandro viene a robar”?
-Ese es un problema de la gente que habló de más. A mí me tiene sin cuidado. Nunca dudé de mí.
Lisandro conserva un poco de amor francés en ese acento cerrado. En definitiva, jugó cinco temporadas en Olympique Lyon. Coqueteó con Racing el verano del año pasado, pero terminó arreglando con Inter de Porto Alegre. Y los hinchas se enojaron. Hasta que pegó la vuelta y sus goles enterraron el despecho. “Se dio mi regreso ahora; hay varias cosas que hay que tener en cuenta en el traspaso de un club a otro, no solamente la voluntad del jugador. Y éste era el momento para volver”, admite.

-Racing es uno de los equipos más contundentes del torneo; también, de los más goleados. ¿Cómo se consigue el equilibrio para no sufrir?
-Es importante buscar el equilibrio. Cuando hay muchos goles es porque los equipos se abren más, van al ataque y se descuidan en defensa. Estamos todos en la misma. Es una tendencia del torneo. A nosotros no nos tienen que convertir tanto, pero tenemos dos semanas para transformarnos en un equipo cada vez más difícil de vencer.
Llega la hora del adiós. Le recomiendan esperar la desconcentración de la gente. “Ni que fuera Michael Jackson”, se queja. No es cierto. Como el cantante, Licha es un artista. ¿O acaso no le pone música al ataque de la Academia?

Fuente: clarin.com
@davellaneda77
 

ES UNA LICHA

Racing no afloja. No sólo festejó de visitante, sino que le hizo media docena a Atlético Rafaela y sigue a cinco puntos de Lanús en la Zona 2. La Acadé da pelea. 
No afloja. Y uno de los que tira del carro es Lisandro López, autor de un doblete en Santa Fe. “Como cada partido hay cosas buenas y malas, las cuales tenemos que corregir y rápido para ir creciendo como equipo. El torneo es corto, tenemos que ajustar detalles y tener el equilibrio para trabajar los partidos mas tranquilos. Lo importante es que estamos convirtiendo y que estamos ganando, para seguir prendidos”, soltó Licha.

“Contento. Después de un primer tiempo con altos y bajos, ajustamos cosas en el entretiempo y pudimos hacer una diferencia importante para terminar el partido tranquilo”, analizó López luego de la goleada. 
Los de Sava no le pierden pisada a Lanús (venció a Boca) y tienen fe para dar pelea.  
“Es mucho y poco. Es poco porque ganando dos partidos te ponés ahí o hasta podés pasarlos, y es mucho porque es un torneo corto y quedan pocas fechas. Así como Lanús nos sacó cinco, nosotros podemos hacerlo también. Ojalá que en la otra mitad podamos llegar ahí arriba”, completó.


CON BUENA LICHA



En Colombia, Racing le remontó un partido increíble al Deportivo Cali y se trajo un empate con sabor a victoria para Avellaneda: pasó del 0-2 con baile incluido a un 2-2 con goles de Grimi y Licha López que se festejaron desde el Cilindro hasta La Boca, donde veían cómo los colombianos se acomodaban en la tabla .

A Racing le costó hacerse de la pelota. Apretó bien en la mitad de la cancha y le cortó el circuito al Deportivo Cali, pero así como la recuperó la perdió y entonces no pudo hacer pesar su juego. Sin ir más lejos, apenas consiguió llegar a través de algún remate de media distancia de Milito. Pero el partido era parejo. Se jugaba feo y prácticamente no había situaciones de peligro. Hasta que una mano casual cambió el rumbo del encuentro: Roa se la llevó ante la marca de Pillud, tocó para Preciado y apareció en el área para capitalizar la devolución con un remate mordido que engañó a Saja, quien había apuntado hacia el otro palo.

Con ese gol empezaron a surgir las inseguridades del fondo, que padeció (y mucho) la velocidad de los colombianos. Vittor llegó siempre tarde, Nico Sánchez estuvo dubitativo y los laterales quedaron expuestos ante cada ataque de Cali por los costados. De no haber sido por Saja, de estupenda actuación, la primera etapa hubiera terminado en goleada. Porque después del 1-0 hubo un batallón de llegadas cafeteras: un tiro libre de Sambueza que el arquero mandó al córner, la del 2-0, una doble atajada espectacular sobre Mera y Preciado y el mano a mano que le sacó a Borré antes de irse al descanso.

No hubo cambios sustanciales en el comienzo de la segunda parte. Racing parecía dormido, aplacado por lo que había sucedido en los últimos 20' del primer tiempo, y seguía sufriendo con Sambueza y compañía. Pero un contragolpe lo devolvió a la vida. No fue gol, Cerro lo erró abajo del arco, pero aun así le hizo darse cuenta de que podía, de que estaba a tiempo. Y entonces Sava mandó a la cancha a Bou (por Milito), con todo lo que eso genera. Y apareció Grimi de 9 y descontó. Y enseguida le sacaron el empate a Romero. Y Racing volvió a ser Racing, y consecuentemente el 2-2 se hizo presente: centro desde la izquierda, cabezazo de Licha López y a buscarla adentro.

Sobre el final volvió a salvar Saja. Otro tiro libre; otra vez Sambueza. Pero ya ni la inexplicable roja de Cerro (¿habrá insultado al juez?) pudo quitarle el punto del bolsillo. Racing había vuelto en Colombia. Había vuelto para volver con un puntazo.


ES EL MOMENTO

Lisandro López dio otro pasito para volver a vestir la camiseta de Racing. El delantero pasó parte de la revisión médica este miércoles y, si bien avisó que pondrá la firma después de irse de vacaciones, ya se siente jugador de la Academia. 

"Afronto esta nueva etapa con muchas ganas. Ya estoy ansioso por encontrarme con el grupo y adaptarme rápido. Sentí que era el momento de volver", expresó, luego de someterse a los chequeos de rigor en Diagnostico Médico.

"Es gratificante recibir tanto cariño de la gente, pero han pasado años y soy consciente de que lo más importante será lo que haga en la cancha", continuó el atacante, quien se ilusiona con compartir una delantera de elite junto a Milito y Bou: "Con Diego hablé muy poco. Seguramente lo haremos cuando nos veamos. Este último tiempo me tocó jugar tanto de 9 como por los costados".



"Sentí que era el momento de volver", expresó Lisandro.

A los 32 años, Licha cree que la experiencia lo ha fortalecido "en el juego, aunque con los años se va perdiendo en lo físico". Sin embargo, aseguró que llega en un muy buen estado desde Brasil, pese a haber tenido su "peor año desde los números" en el Inter de Porto Alegre

"Las otras veces que se rumoreó sobre mi vuelta se dijeron un montón de mentiras y cosas que yo jamás dije", cerró López, algo disgutado con parte de la prensa local.