Noche histórica.
La de la revista
que tenés en las manos. Mirala. Conseguirla costó mucho. Teníamos la idea de
contar vida y obra de Diego Milito desde que retornó a Racing, pero, a medida
que la Academia avanzaba rumbo al título, decidimos esperar el desenlace para
ver si, con suerte, publicábamos esta nota cuando la Academia lograra el
campeonato. Y lo logró. Entonces, claro, necesitábamos hacer una foto de tapa
con Diego y, mientras tanto, repasar con él estas 22 historias.
Las 72 horas posteriores al triunfo de Racing sobre Godoy Cruz lo tuvieron de
un lado a otro: festejando en el Obelisco hasta las tres de la mañana;
planificando sus vacaciones, retrasadas una semana por la postergación del
torneo; y hasta visitando la Casa Rosada. Hubo que buscar un hueco, cualquiera
que él tuviera, para que se pusiera la camiseta del campeón y posara para
nuestro reportero gráfico. Parecía que se nos escapaba, pero insistimos hasta
el último día. La foto de tapa tenía que ser con sus ojos color celeste Racing
llenos de la gloria del campeonato. No servía otra cosa.
No hubo tiempo para repasar con él estas 22 historias que elegimos: su mujer,
Sofía, y sus hijos, Leandro (7 años) y Agustina (4), esperaban a pocos metros
para empezar las merecidas vacaciones. Pero sí para que se pusiera la camiseta
especialmente diseñada por el 17º título local de Racing y posara para la tapa.
La que tenés en las manos.
1) Sus inicios en Racing
Diego Milito nació el 12 de junio de 1979 en la localidad de Bernal, partido de
Quilmes. Quince meses después, nacería su hermano Gabriel. Jugaron juntos al
papi fútbol, pero en 1989 sus destinos se separaron. Diego se fue a probar en
Racing y comenzó su larga trayectoria en el club. Atravesó las infantiles y
llegó a Novena División, pero cuando dio el salto a la Octava, dejó el club.
Retornó con edad de Séptima, con otra mentalidad, decidido a demostrar que lo
suyo era el fútbol. El 26 de abril de 1997 jugó su partido más recordado en
inferiores: metió cuatro goles en un 6-2 contra Independiente, por la Quinta
División. Durante su exitoso paso por la Cuarta (ver texto aparte), Racing
inició la peor etapa institucional de su historia. Primero, en 1998, Daniel
Lalín declaró la quiebra. Luego, en marzo de 1999, el club cerró sus puertas
durante algunos días y la desaparición estaba a la vuelta de la esquina. Sin
plata para refuerzos, fueron debutando delanteros juveniles (Juan Manuel
Zubeldía, Julio Suárez, Lucio Orellano) sin gloria y con pena. Cuando le llegó
el turno a Diego, estaba más que listo: tenía 20 años y 5 meses. Fue contra
Unión (3-3 en Santa Fe), por la 18ª fecha del Torneo Apertura 1999, bajo la
dirección técnica de Gustavo Costas y Humberto Maschio.
MILITO
acribilla a la pelota con el empeine. En el campeonato 2014 marcó seis goles.
2)
Campeón con la cuarta división
La historia fue contada por Albano Bizzarri, Javier Lux y Adrián Bastía hace
muchos años. En la pensión donde vivían los jugadores de las divisiones
inferiores, una mañana, dejaron de escuchar al gallo que los despertaba.
Supieron por qué durante el mediodía: ya no había comida, y tuvieron que
sacrificarlo para que los pibes pudieran almorzar algo. No es una historia
graciosa, sino triste, y simboliza el deplorable estado en el que Juan De
Stéfano y Osvaldo Otero tuvieron a los juveniles durante la década del 90. En
ese contexto, no es nada raro que desde 1990 (cuando la Octava de Cubito
Cáceres y Roberto Galarza fue campeona) hasta 1999, la Academia no tuviera
títulos en inferiores. Los que pensaban que la primera racha que rompió Milito
fue la de los 35 años sin campeonatos, están equivocados: él fue parte de la
Cuarta División que, dirigida por Jorge Brandoni, cortó con nueve años de
sequía a nivel juvenil. Carlos Arano, campeón en 2001, era el capitán de aquel
equipo, también integrado por Néstor Ruiz (tercer arquero en aquel Apertura),
Leonardo Tambussi, el Piquetero Gustavo Arce y Manuel García, goleador del
equipo. El día de la consagración (1-0 a Ferro) hubo 1200 hinchas en la cancha
de Almagro. Diego fue titular, como segundo delantero, y vivió su primera
vuelta olímpica. Como profesional, daría ocho más.
3) Su primer gol
En el Apertura 99, Diego jugó los dos partidos finales: aquel 3-3 contra Unión
y un 3-1 en Avellaneda contra Gimnasia, la noche en la que el Chelo Delgado se
despidió con dos goles y el público de Racing se autoproclamó Hinchada del
Milenio. En el verano de 2000, le llegó su primera pretemporada. Entró unos
minutos contra River (0-2); y, ante Boca, el titular iba a ser Daniel Cordone,
un recién llegado. Pero el Lobo no había firmado contrato, y Racing no tenía
plata para pagar el seguro ante una posible lesión. Entonces jugó Diego, que
metió un gol luego de un error defensivo, y desde ángulo muy cerrado, en el
empate 1-1.
Su primer gol oficial, en tanto, llegó en su quinto partido. Racing ya era un
infierno (sumaba seis partidos sin triunfos) y, en Avellaneda, empezó perdiendo
contra Colón. Diego agarró la pelota a 25 metros del arco de Leonardo Díaz y
sacó un derechazo fuerte que viboreó en el aire. El arquero puso flojas las
manos, la pelota llegó a la red y el 29 lo festejó de frente a los hinchas, tocándose
la cabeza como diciendo: fui yo, fui yo. Claro que estamos hablando del Racing
de 2000: finalmente, el equipo se caería a pedazos y Colón terminaría ganando 3
a 1. Qué años difíciles...
APERTURA
2002: Diego cubre la pelota ante Lobos, de Huracán
4) Amor por la camiseta
“Yo amo a Racing. Muchísimo. Los hinchas son una cosa increíble y lo más grande
que hay. Me encanta jugar acá por más problemas que tengamos”. Había terminado
el año 2000, una verdadera agonía para Racing, pero Milito declaraba
públicamente su amor por la Academia. Mientras la mayoría de los futbolistas
huía, evitaba ponerse la que era entonces la camiseta más pesada de la
Argentina, Diego soñaba con quedarse y cambiar la historia. Aquel 2000 había
sido un desastre. En los torneos de verano, Racing no ganó. En el Clausura,
festejó en la primera fecha y luego estuvo trece partidos sin triunfos. En el
medio, se retiró Teté Quiroz y renunció la dupla Costas-Maschio. Racing hizo la
peor campaña de su historia (15 puntos sobre 57 posibles) y terminó 18º. En el
Apertura, apenas ganó un partido de 19, renunció el Pampa Jorge, volvió a batir
el récord negativo (11 puntos de 57) y terminó último, debajo de Los Andes y de
Almagro. En todo el año, Milito jugó 27 partidos y metió apenas aquel gol
contra Colón. El problema no era él: en el Apertura, ningún jugador metió más
de 2 goles. “El vestuario, en los últimos partidos, terminó siendo un velorio
–contaba en aquellos días–. A veces llegás tan bajoneado a tu casa que no te
quedan ganas de hablar. En Racing, cada golpe duele el doble”
5) El salvador
En enero de 2001, el fútbol de Racing fue gerenciado, Mostaza Merlo asumió la
dirección técnica y Milito firmó su primer contrato: cerca de 2500 pesos de
sueldo más la prima. Arrancó con goles en el verano (a San Lorenzo y River),
pero cuando empezó el Clausura, Merlo puso a Estévez y a Rueda de titulares.
Milito, ya con el Nº 11, fue pieza importantísima: jugó 17 de los 19 partidos,
marcó un golazo contra Chacarita para empatar 2-2 cuando Racing estaba con 10 y
fue el salvador en el peor momento. En la 17ª fecha, Racing perdía 1-0 contra
Colón en Santa Fe y lo peloteaban. Si Argentinos le ganaba a Los Andes al día
siguiente, alcanzaba a la Academia en la lucha por zafar de la Promoción.
Milito, que se había ganado la titularidad, estuvo con fiebre horas antes del
partido y se quedó en el banco. Cuando el mundo se venía abajo, Merlo lo mandó
a la cancha y, en el último minuto, Diego encaró y, con un derechazo bajo,
empató. Festejó con tantas ganas que terminó expulsado. En la fecha siguiente,
Racing concretaría su salvación.
MILITO
grita su gol contra Colón. El Chanchi Estévez se acerca para abrazarlo.
6) El sueño cumplido: Racing
campeón
“Me está costando hacer goles. No me considero un goleador ni me obsesiono con
eso, pero tengo que meterla más. A veces me apuro en el último toque”. El
Apertura 2001 había comenzado y la estadística lo perseguía: 3 goles en 49
partidos oficiales. Racing comenzó el torneo con dos triunfos y un empate, y en
la 4ª fecha, en su encuentro número 50, comenzó a cambiar su historia frente a
los arcos: metió dos goles en un tiempo, esenciales para ganarle 2-1 a Newell's
y dejar a Racing como único puntero por primera vez desde 1993.
“Sí, me había obsesionado –reconoció después–. Estaba ansioso, erraba goles
increíbles. Y me ponía mal, porque sé que en mi posición tengo que convertir,
por eso, estos goles son para la gente, que siempre me bancó. Y eso fue clave,
me dio muchas fuerzas para no aflojar”. Esos gritos no fueron el único aporte
de Milito en la campaña que terminó con la Academia como campeón argentino por
primera vez en 35 años. Diego le dio una exquisita asistencia a Estévez contra
San Lorenzo cuando el partido estaba empatado (terminó 4-1); participó de la
jugada que abrió el marcador contra Unión (2-0); ante Colón (2-1), metió el
primero tras desviar un remate de Bastía, e hizo un jugadón en el segundo,
definido por Maceratesi; y en la anteúltima fecha, cuando el título peligraba,
mostró toda su técnica, reventó el travesaño, y Chatruc empujó la pelota para
poner el 2-0 y cortar el sufrimiento. El festejo se postergó por la crisis
social que explotó a fin de año, pero Racing terminó llenando dos canchas y el
Obelisco el 27 de diciembre, tras empatar 1-1 contra Vélez. Diego, Francisco
Maciel y Martín Vitali fueron los únicos que jugaron los 19 partidos del
torneo.
7) El partido perfecto
Sin la presión del bajo promedio ni la de salir campeón, porque la racha estaba
cortada, se vio al mejor Milito. Arrancó el Clausura 2002 con goles a
Argentinos Juniors (1ª fecha) y Newell's (4ª). Parecía que el arco se le
cerraba de nuevo, porque estuvo ocho partidos sin convertir, pero le hizo un
gol a Gimnasia (3-2) luego de correr 45 metros con la pelota, y le empató sobre
la hora a Chacarita con un fierrazo de zurda. Con 4 tantos, ya era su torneo
más eficaz, pero faltaba lo mejor. Contra Boca, la rompió. Primero, definió
entre las piernas de Abbondanzieri. Y el segundo fue un golazo: ingresó al área
por derecha, enganchó para adentro y definió cruzado, al palo lejano del Pato.
Racing ganó 2-1, y Diego jugó su primer partido perfecto. En los diarios le
llovieron los 10 puntos de calificación. “Se está convirtiendo en un gran
definidor”, lo elogió Humberto Maschio. “Fue el mejor partido de mi carrera
-dijo Diego-. En el primero, lo vi a Abbondanzieri con las piernas abiertas; en
el segundo, juro que la quise poner ahí, al lado del palo. Cuando me di vuelta,
apareció el hueco justo”.
8) Un momento difícil
El 29 de agosto de 2002, Diego Milito recibió una de las peores noticias que
pueden recibirse: su papá, Jorge, había sido secuestrado. Fueron 19 horas de
mucho sufrimiento, hasta que fue liberado luego de pagar un rescate de
alrededor de $ 100.000. A Diego, en esos días, una fuerte lesión en el
isquiotibial izquierdo lo tenía fuera del equipo que dirigía Osvaldo Ardiles.
El secuestro de su papá fue alrededor de las 12.30 del mediodía, en Bernal, y
recuperó su libertad a las 7.30 del día siguiente, cuando lo liberaron en
Berazategui. Fue una semana de tensión en Racing porque, días antes,
Maximiliano Estévez había sufrido un accidente automovilístico. Tras el
secuestro de Jorge, las autoridades del club decidieron aumentar las medidas de
seguridad durante los entrenamientos. También eran días de tensión y tristeza
en el país, porque el hecho estuvo enmarcado en una ola de delitos, el peor de
ellos cometido por la Policía Bonaerense, que el 26 de junio asesinó a Darío
Santillán y Maximiliano Kosteki en una terrible represión acontecida
precisamente en Avellaneda.
9) Sus pasos por la Selección
La relación de Milito y la Selección no fue exactamente un romance. Tuvo buenos
momentos, pero muchos factores influyeron para que resultara un amor
injustamente efímero. El que más confió en Diego fue Marcelo Bielsa, que lo
hizo debutar el 31 de enero de 2003, ante Honduras: cuando iban apenas 15
minutos de juego, metió el primer gol del 3-1. En aquella gira también se
enfrentó a México (1-0) y Estados Unidos (1-0). Su cuarto partido fue el mejor:
dos goles en un amistoso contra Uruguay, 2-2 en el Estadio Unico de La Plata.
Bielsa volvió a utilizarlo contra Uruguay (3-2), Japón (2-1) y Perú (3-1), por
las Eliminatorias, en 2004. Fue su último partido antes de renunciar.
En la temporada 2005/06, Diego la descosió en Zaragoza (21 goles), pero José
Pekerman sólo lo puso contra Cataluña (3-0) y Croacia (2-3), y terminó
dejándolo fuera del Mundial 2006 al elegir en su lugar a Julio Cruz.
Alfio Basile tampoco le dio demasiado espacio. Algunos minutos en amistosos
contra Francia, Suiza, Argelia y Noruega (2007); la Copa América, donde jugó
apenas dos veces y le metió un gol a Colombia; y dos partidos en Eliminatorias,
ante Uruguay (2-1) y Chile (0-1).
Con Maradona en el banco, Milito cumplió el sueño de jugar un Mundial, previos
duelos contra Venezuela (4-0), Colombia (1-0), Ecuador (0-2) y Brasil (1-3) por
Eliminatorias, y un amistoso ante Rusia (3-2). En Sudáfrica 2010, Diego entró
contra Nigeria (1-0, el día de su cumpleaños) y fue titular contra Grecia
(2-0).
En sus últimos partidos en la Selección (1-0 a Irlanda y 0-1 con Japón, ambos
en 2010) se repitió un dato clave que lo explica todo: Diego Milito jamás jugó
un partido completo en la Selección. En sus 26 partidos, entró o salió. ¿Era
posible ganarse el puesto de esa forma?
10) Su primera copa
Racing jugó dos Copa Libertadores en los últimos 25 años.Una fue en 2003 y,
claro, estuvo presente Milito. La Academia, como campeón del Apertura 2001,
también se había clasificado para la Sudamericana 2002: eliminó a River y, pese
a un gol de Milito, perdió por penales contra San Lorenzo. En la Libertadores,
el Racing de Milito, Bastía y Mariano González (foto) hizo una gran campaña:
ganó invicto el grupo ante Universitario, Nacional y Oriente Petrolero, pero
quedó eliminado por penales ante América de Cali. Diego jugó 8 partidos y gritó
dos veces.
11) Hasta luego, Diego
Tras el título de 2001, Milito jugó cuatro torneos, y en todos fue el goleador
de Racing: metió 6 en el Clausura 2002, 8 en el Apertura 2002, 6 en el Clausura
2003 (en la foto, ante Huracán) y 8 en el Apertura 2003. A fines de ese año, el
Genoa de Italia ofertó 1.700.000 dólares por la mitad del pase; y Fernando
Marin, sólo preocupado por juntar billetes, regaló a Milito. Diego, que había
sumado 148 partidos y 37 goles oficiales en el club, pidió despedirse en la
cancha. Por eso, jugó en el debut del torneo de verano 2004: 3-0 a San Lorenzo.
EN SU
PRIMERA etapa en el Genoa jugó 63 partidos y marcó 34 goles (1 en Copa Italia).
12) El falso ascenso
“¿A dónde te vas a jugar?”. A Diego Milito se lo preguntaron varias veces
cuando aceptó la oferta del Genoa de Italia. Aunque era uno de los mejores
delanteros del fútbol argentino y ya tenía experiencia en la Selección, aceptó
irse al Genoa, que peleaba por no descender a la Serie C, Tercera División del
fútbol italiano.
“El Genoa es como Racing”, se dio cuenta enseguida: hinchada multitudinaria y
seguidora destinada a sufrir. Diego llegó en la mitad de la temporada 2003/04 y
debutó con un gol ante Ascoli (1-1). “No creo en el descenso, yo quiero ascender
el año que viene”, declaraba con confianza en un momento crítico. En la 31ª
fecha, el equipo estaba 23º (anteúltimo) y jugaba un partido clave ante
Venezia. Empataban 0-0 y Diego, suplente, entró en el segundo tiempo, se hizo
cargo de un penal que nadie quería patear y metió el 1-0 que lo empezó a
convertir en ídolo. A partir de ese triunfo, Genoa mejoró (él aportó 12 goles
en 20 partidos) y terminó 16º. “No fue fácil ambientarme al fútbol italiano,
pero en el próximo torneo podré dar mucho más”, se animó a decir el adorado
Milito. Y cumplió: su temporada 2004/05 fue majestuosa. “Si el presidente lo
vende, le parto una pierna”, decía entre risas el entrenador, Serse Cosmi, a
mitad de temporada. Diego marcó 19 goles hasta la última fecha, en la que había
que ganar o ganar. Y apareció Diego, con dos goles más, para el 3-2 a Venezia
que significaba el título y el ascenso. “Esto es increíble, sufrimos mucho,
pero estoy muy feliz”, declaró entonces, sin saber que, días después, se
descubriría que el presidente, Enrico Preziosi, estuvo involucrado en arreglos
de partidos. El castigo fue para todos: no sólo se anuló el ascenso, sino
que el Genoa fue descendido a la Serie C. Qué mala suerte, Diego.
13) Unidos y separados
Los Milito son una de las parejas de hermanos más exitosas del fútbol
argentino. Lo curioso es lo lejos y lo cerca que han estado durante sus
carreras. Gabriel es defensor, símbolo de Independiente y ganador de 14
títulos, 10 con el Barcelona. Diego es delantero, símbolo de Racing y ganador de
8 títulos, 6 con el Inter. Se enfrentaron por primera vez en el Clausura 2000 y
lucharon en cada clásico hasta que Gabriel se fue a España en 2003. El más
recordado es justamente el último, jugado en el Clausura de ese año. No sólo
porque Diego metió un gol (empataron 1-1), sino porque, además, luego de una
infracción de Gabriel sobre Chirola Romero, le pidió al árbitro que lo
expulsara, y tuvieron una intensa discusión.
Claro que el fútbol no sólo los separó. También jugaron juntos en el Zaragoza
entre 2005 y 2007, y le metieron goles al Barcelona en un mismo partido, que
terminó 2-2. También compartieron cancha en la Selección. En un amistoso jugado
en 2003, Argentina y Uruguay empataron 2-2: Diego hizo los dos goles
argentinos, y Gabriel metió uno en contra.
DIEGO lo
grita, Iker Casillas sufre. Con la camiseta de Zaragoza, Milito le marcó siete
goles al Real Madrid.
14) ¡4 al Real Madrid!
Luego del escándalo en Genoa, que cayó a la Serie C por la corrupción de su
presidente, el club tuvo que desprenderse de Milito. Su destino fue el
Zaragoza, al que llegó a cambio de unos 6 millones de euros por una
recomendación: la de su hermano Gabriel, que jugaba ahí desde 2003. No necesitó
adaptación: en su primera temporada, la 2005/06, marcó 21 goles. Lo más
memorable sucedió en la Copa del Rey. Zaragoza eliminó al Atlético de Madrid de
Bianchi en octavos de final y al Barcelona en cuartos, con dos goles suyos. En
semifinales, el rival fue Real Madrid. El partido de ida, jugado el 8/2/06, fue
increíble. A los 14 minutos, metió el 1-0. A los 21, el 2-0. A los 34, el 3-0.
Real descontó, pero a los 10 del segundo tiempo, Milito metió su cuarto gol en
el partido, que terminó 6-1. El 22, que sólo una vez había marcado tres goles,
gritó cuatro nada menos que ante el equipo de Casillas, Sergio Ramos, Roberto
Carlos, Beckham, Robinho y Ronaldo. El Zaragoza estaba lejos de ser un
conglomerado de estrellas: César, Generelo, Zapater o Celades no son nombres
que asusten. Pero el que metió miedo fue Milito, en una noche mágica y llena de
récords. Por caso, la última vez que el Madrid había recibido 6 goles había
sido en 1999, ante el Valencia del Piojo López. Y el último que le había metido
cuatro a los Merengues había sido un tal Esteban Echeverría, de Oviedo, en
1947. “Milito vivirá en los altares del Zaragoza el resto de sus días.
Respondió con cuatro goles todo ese amor que le profesa La Romareda”, escribió
el diario español El País. La temporada, de todas formas, terminó con gusto
agridulce. Zaragoza perdió la final de la Copa del Rey, y Diego no fue
conovocado por Pekerman para el Mundial.
15) Su único descenso
¿Qué pasó? Todavía se lo preguntan los hinchas del Zaragoza, que no entienden
por qué el equipo pasó de pelear el título a descender a Segunda en apenas un
año. Luego de su primera temporada, en la que llegó a la final de la Copa del
Rey, Milito volvió a dar un salto de calidad en la 2006/07. Goles clave ante
Betis (2-1), Sevilla (2-1), Villarreal (1-0), Atlético de Madrid (1-0) y
Barcelona (1-0) llevaron al Zaragoza a pelear por entrar a la Europa League,
clasificación que consiguió en la última fecha gracias al gol Nº 23 de Milito,
a quince minutos del final. Sólo un jugador en Zaragoza anotó más que él en una
temporada: Seminario en la 61/62. Pero en la 2007/08, si bien el equipo no
brillaba, se ubicó de mitad de tabla para arriba hasta la fecha 22. De golpe,
se vino a pique: sacó 13 puntos en las últimas 16 jornadas y descendió. Milito,
por los 15 goles que marcó durante la temporada, y los 61 en tres años, se
salvó de los reproches, pero sufrió como todos.
16) El primer retorno
A Milito le gusta volver. No sólo por lo que pasó en Racing: en 2008, al
terminar su estadía en Zaragoza, retornó al Genoa. Recapitulemos: en 2005, el
equipo había sido enviado a la Serie C por culpa de su presidente. Durante los
años que Diego estuvo en España, Il Grifone saltó dos categorías y volvió a la
A. Y ahí lo buscó a Diego, ídolo total.
¿Cómo le fue? Aunque parezca repetitivo, la rompió. En el repaso, es notable la
regularidad en la carrera de Milito, el alto nivel que mantuvo durante más de
una década en Europa. “Tuve la sensación de que nunca me había ido, es como un
cuento”, dijo después de redebutar en la liga con gol y triunfo ante el Milan.
Y ya no paró. Le hizo 3 goles a Reggina y ganó los dos clásicos ante Sampdoria:
1-0 con gol suyo, y 3-1, con tres suyos. Una bestia. Terminó la temporada con
24 goles. Estuvo a sólo uno de Zlatan Ibrahimovic, el capocannoniere del
Calcio. Impulsado por él, Genoa logró un histórico 5º puesto que le permitió
ingresar en la Europa League. Si la primera despedida había sido triste, esta
fue una fiesta total. Dijo adiós con dos goles, un triunfo 4-1 al Lecce y la
clasificación. El Inter estaba dispuesto a pagar 16 millones de euros para que
intentara cortar otra racha: 45 años sin ganar la Champions League.
17) El año perfecto
Ni siquiera Messi, con perdón de sus apóstoles, ha tenido una temporada tan
perfecta como la 2009/10 de Diego Milito. El tipo llegó al Inter, campeón
italiano, con bastante poco para ganar. Los tifosi querían levantar la Champions
League, que se les escapaba desde hacía 45 años. Ser campeones de Italia, algo
de por sí difícil, sería sólo repetir el logro del año anterior. Y no ganar
nada... puf, fracaso absoluto. ¿Algo más? Sí: Milito tenía que reemplazar a
Zlatan Ibrahimovic, goleador de la liga anterior. Mamma mía...
Liga, partido 2: gol y figura en el 4-0 de visitante en el clásico ante Milan.
Liga, partido 4: empieza perdiendo ante Cagliari y gana 2-1 con dos goles
suyos. Champions League, partido 4: Inter se juega la clasificación a la
siguiente ronda en Ucrania. Milito mete un tanto clave para el 2-1 al Dinamo
Kiev. Liga, fecha 21: gol y figura en otro triunfo ante Milan (2-0). Champions
League, cuartos de final: define la clasificación con un grito para derrotar
1-0 al CSKA Moscú. Champions League, semifinal: gol y figura en el partido de
ida. El Inter de Mourinho elimina al Barcelona de Guardiola, Messi, Xavi,
Iniesta e Ibrahimovic. Copa Italia, final: mete el gol del 1-0 a Roma. Segundo
título de su carrera. Liga, última fecha: mete el gol del 1-0 a Siena. Tercer
título de su carrera. Champions League, final: mete los goles del 2-0 al Bayern
Munich de Van Gaal, Robben y Thomas Müller. Cuarto título de su carrera.
“Diego es fundamental para nosotros”, admitía el Pupi Zanetti. “Logró tanto que
parece que estuviera acá hace mucho, ¡pero llegó esta temporada!”, festejaba
Cambiasso. Por su enorme nivel, ganó el premio al mejor futbolista de Europa y,
también, el justísimo pasaporte para cumplir el sueño que se le había roto
cuatro años antes: jugar el Mundial.
18) Diego es Mundial
Jamás jugó un partido entero en la Selección. “La renuncia de Bielsa me
perjudicó, él confiaba en mí”, decía Milito en 2004. Ningún otro, ni Pekerman,
ni Basile, ni Maradona, ni Batista, apostó por él. De todas formas, su
magnífica temporada 2009/10 obligó al otro Diego a convocarlo para la Copa del
Mundo. En Sudáfrica, Messi, Tevez e Higuain fueron los titulares de Maradona en
ofensiva. Milito, con la camiseta 19, jugó 12 minutos en el debut contra
Nigeria (1-0) y vio desde afuera el 4-1 a Corea del Sur. En el tercer partido,
con el equipo clasificado, fue titular junto al Kun Agüero; y cuando se abrió
el marcador (gol de Demichelis) salió reemplazado. No volvió a jugar, ni
siquiera cuando Alemania fue depositando, uno por uno, los goles del 4-0 que
nos estampó en cuartos de final. Un año después, Batista lo convocó para la
Copa América jugada en la Argentina, pero no ingresó ni siquiera un minuto.
19) Me verás volver
En Inter lo amaban. No es para menos: después de su brillante temporada
2009/10, siguió metiendo goles (75 en 165 partidos) y ganando títulos: la
Supercopa Italiana y el Mundial de Clubes en 2010, y la Copa Italia 2011 (marcó
uno en la final). Pero ya en aquel 2011 empezó a sentir el llamado: “Siempre
sueño con volver a Racing. Es el club que me formó y le tengo un cariño
enorme”, declaraba sin exageraciones. El Inter lo retenía porque era clave: el
1-0 en el clásico de 2012 ante el Milan fue por gol suyo, y ese mismo año
volvió a meter cuatro goles en un partido: ante Palermo, en un divertido 4-4
bajo la nieve. Y, ya que estaba, tres en el 5-4 a sus amigos del Genoa, y otros
tres en el 4-2 que dejó al Milan sin título. Metió 23 goles en la liga 11/12,
pero ya lo tenía decidido: volvería a Avellaneda en 2013. “En los últimos años,
Milito estaba más pendiente de Racing que del Inter”, contó hace poco tiempo
Nicolás Burdisso, compañero en Italia. Pero no fue fácil: el 14 de febrero de
ese año, se rompió los ligamentos de la pierna izquierda. No podía volver a
Racing así, especialmente por lo que él mismo había declarado en 2006: “En
nuestro país, cuando superás la barrera de los 30 años te ven como un viejo que
roba la plata y que está de vuelta”. Se llenó de dudas. Decidió esperar un año
más para ponerse a punto físicamente y regresar a la Academia en su mejor
forma. Y, pese a las ofertas millonarias de otros clubes, en 2014 se animó y lo
dijo: “Vuelvo a Racing”.
20) A nueve goles de un récord histórico
Esperar un año más para volver terminó siendo peligroso. En esos doce meses, la
Academia pasó de una gran campaña de 62 puntos a una pésima de 33. Retornaron
las polémicas y el murmullo del promedio. El día que volvió, durante la
conferencia de prensa, le preguntaron por el título y por el récord de goles en
Racing en los últimos 39 años. Parecían objetivos lejanos, pero uno lo cumplió,
y el otro...
Milito suma 166 partidos y 43 goles en la Academia. Los 40 que hizo en el
fútbol local lo convierten en el segundo máximo artillero del club en torneos
cortos, sólo superado por Maximiliano Estévez, que sumó 41. O sea que, con dos
gritos en 2015, Diego tendrá el récord en su poder.
En cuanto a amistosos, Diego tiene 19 partidos y 5 goles (4 en torneos de
verano y uno ante Guaraní de Paraguay).
Sin embargo, la gran marca que puede conseguir es otra. Desde el retiro del
Chango Cárdenas (en 1976), el máximo goleador con la camiseta de Racing es
Roberto Ropero Díaz, con 51 gritos. Diego volvió con 37 y en un semestre llegó
a 43. Si mantuviera ese ritmo, en 2015 podría convertirse en el máximo goleador
desde el gran Chango. ¡Faltan 9, Diego!
21) Messi, Milito y después el resto
El máximo goleador argentino en actividad es Lionel Messi, con 444 tantos.
¿Quién está segundo? Sí: Diego Alberto Milito. Sus 59 gritos en Genoa, 61 en
Zaragoza, 75 en el Inter, 4 en la Selección y 43 en Racing suman un total de
242, una barrera que el resto todavía pelea por superar. Esa cifra, además, lo
ubica en el puesto 320 entre los máximos goleadores de todos los tiempos,
posición que puede ir mejorando si Milito sigue despertando redes. Más allá de
las posiciones en el campo de cada uno, el héroe de Avellaneda ya ha superado
en ese rubro, entre otros, al danés Michael Laudrup y a los argentinos Ricardo
Infante y Bernabé Ferreyra; alcanzó al holandés Patrick Kluivert; y tiene cerca
a José Manuel Moreno, al italiano Alessandro Altobelli y al brasileño Careca.
"SOY
DE RACING", gestualiza frente a la Guardia Imperial.
22) El
hombre que todo lo puede
Los 9 años de Racing sin ganar un título en inferiores. Los 35 que pasó sin ser
campeón local. Los 45 sin que un jugador de Zaragoza marcara 23 goles en una
liga. Los 45 años sin que el Inter fuera campeón de la Champions League. Otros
13 que estuvo la Academia sin festejar desde que se fue. Y 12 sin participar de
la Copa Libertadores. Sumalos: 159 años de malas rachas destrozadas por Diego
Milito.
Su vuelta a Racing fue con triunfo ante San Martín de San Juan, por Copa
Argentina. Al segundo partido, primer gol, en el 3-1 a Defensa y Justicia. Otro
grito ante Arsenal (el 1-0, de penal) y uno contra Independiente llevaron la
cuenta a 3 en apenas 6 partidos. Pero Milito se lesionó en el clásico. y Racing
cayó en un pozo. Sin él, la Academia sumó el 8% de los puntos: empató un
partido y perdió 3. Con él en cancha, obtuvo el 85%: ganó 14, empató 1 y perdió
2.
Diego volvió contra Boca y asistió a Bou con un gran pase de pecho. Ante
Estudiantes (fecha 11), abrió el marcador con un cabezazo de goleador. La noche
en que se enojó al ser reemplazado fue contra Gimnasia (fecha 14); seguramente,
cuando Bou clavó el tiro libre goleador, se habrá arrpentido de haber tirado la
cinta de capitán al suelo. Frente a River (fecha 17) participó del gol en
contra de Funes Mori, y frente a Central (fecha 18) metió dos goles hermosos. Y
en la fecha 19, contra Godoy Cruz, el hombre que rompe las rachas rompió una
más.
Por Martín Estévez. Producción de tapa: Darío Gurevich. Fotos: Emiliano
Lasalvia y Archivo El Gráfico.
TRANSPIRAMOS EL MANTO, VOLVIMOS A CREER EN EL FUTBOL