Hubiera querido comenzar este comentario de otra forma, pero lo que se está magnificando en los medios el desempeño de Vigliano, me hace reflexionar y decir que da toda la sensación de que a Independiente nunca lo favorecieron los arbitrajes.
Hoy por suerte en las redes y a traves de los sitios partidarios de Racing, podemos ver muchos videos donde se ven sanciones que perjudicaron al equipo y favorecieron a nuestros vecinos y si buscamos más atrás en la historia ni que hablar, como por ejemplo recuerdo aquel partido de 1970 en el Cilindro donde había que consagrar campeón a Independiente y para que eso sucediera el árbitro Humberto Dellacasa (Padre) le hizo patear tres veces el penal a Tarabini, porque los dos primeras los había atajado Agustín Mario Cejas.
O cuando el ex presidente del rojo, Ducatenzeiler, declaró que compró el campeonato en el 2002…
Pero por lo visto parece que todo el problema arbitral hubiera comenzado anoche con el fallo erróneo de Vigliano, cuando lo que hay que hacer es recordar cómo muchos de los triunfos de Independiente estuvieron ligados a decisiones arbitrales a su favor.
Ahora espero que entiendan lo que sufríamos los hinchas de Racing cuando nos “bombeaban”, mientras seguramente ellos festejaban.
Así que con todo respeto vecinos, a revisar la historia... y a llorar a la iglesia.
Hoy festejamos nosotros.
Respeto del partido en sí, sabemos que el clásico genera emociones totalmente distintas a los demás encuentros y aun entendiendo que Racing no viene jugando aceptablemente, los hinchas como siempre, esperábamos que finalizara nuevamente con un triunfo.
El estadio vacío, la noche y la lluvia le daban un marco sombrío a dos equipos que parecían haberse puesto de acuerdo en no atacar, atinando solo a ver qué pasaba con la esperanza de encontrar un algún error que les diera una oportunidad, por lo que ese primer tiempo más que mantenernos despiertos nos adormecía.
Pero en la segunda etapa Racing salió a jugar más adelantado y con más actitud y ambición se hizo dueño del partido, ante un rival que siguió esperando, tratando de que el tiempo pase.
El equipo tuvo posibilidades de abrir el marcador a través de un tiro de esquina que cruzó toda el área y Copetti no pudo tocarla, en un tiro libre de Chancalay, en una gran jugada de Cáceres, de lo mejor del equipo y en otro cabezazo de Copetti apenas desviado.
Los cambios de Pizzi, como el Melgarejo por Orbàn, de Maggi por Lovera y de Fabricio Domínguez y Moreno por Gutiérrez y Chancalay, dejaban en claro que no le interesaba el empate y mal o bien todos fueron para tener más ofensiva en la búsqueda de quebrar la defensa roja, pero el empate parecía sellado, hasta que en tiempo de descuento Vigliano, en un discutido fallo, cobra penal de Barreto a Maggi y Copetti, con seguridad convierte el gol del triunfo para alegría de los jugadores, cuerpo técnico y de nosotros los hinchas.
Racing ganó el clásico merecidamente y de la forma que más le duele al rival, de penal y sobre la hora… porque ya no hay tiempo para empatar.
Este triunfo debe ser la inyección anímica que el técnico y el plantel necesitaban para afianzar más su relación, confiar en ellos mismos y lograr la convicción necesaria todo lo que se juega, tanto en el torneo local, la Copa Argentina y la Libertadores.
Hasta pronto.