De la mano de un Bou intratable, la Academia le ganó 2-0 a Independiente en Mar del Plata y se quedó con la Copa Ciudad de Avellaneda. Diego Milito abrió la cuenta en el primer tiempo tras una asistencia exquisita del ex River, que luego aumentó la ventaja en el complemento. El último campeón del fútbol argentino dominó el partido y tuvo las mejores situaciones. El Rojo no logró plasmar una idea de juego y no tuvo reacción frente a una Academia que terminó floreándose.
Racing, el último campeón del fútbol argentino, derrotó anoche 2 a 0 a Independiente en el primer clásico de Avellaneda de la temporada, disputado en el Estadio José María Minella de Mar del Plata.
Diego Milito anotó a los 39 minutos del primer tiempo, en tanto que Gustavo Bou marcó a los 4 de la segunda etapa.
El esquema elegido por Jorge Almirón no dio sus frutos: el 3 (Figal, Aguilera, Cuesta)- 3 (Breitenbruch, Rodríguez, Papa)- 2 (Aquino, Mancuello)- 2 (Pisano, Albertengo) generó poco en ataque y además sufrió el juego por las bandas.
Independiente tuvo poca profundidad a la hora de generar juego y las dos líneas de 3 en el fondo quedaron cortas para el ancho del campo, con lo cual cada desborde blanquiceleste requería la salida lejana de los stoppers y de ese modo el desequilibrio defensivo.
Racing empezó el juego ansioso, apurado, y ante el pedido de su DT Diego Cocca, el equipo se serenó y empezó a generar juego en ofensiva y a estar ordenado en la parte defensiva.
Los puntos claves de la Academia fueron los desbordes por las bandas de Marcos Acuña y Gastón Díaz, pero el arma letal fue el goleador del equipo el torneo pasado: Gustavo Bou (10 goles), quien complicó siempre en los mano a mano a los defensores del Rojo, generó una gran jugada en el primer gol y anotó el segundo.
En ambos goles de Racing, además del mérito de Bou en el primero y de una gran virtud de Milito en el segundo, pudieron divisarse desatenciones defensivas en los zagueros de Independiente.
Racing se ordenó con el resultado a favor y en ningún momento del segundo tiempo pasó zozobras defensivas. Al Rojo se lo vio sin fútbol, nunca encontró los caminos en ofensiva y con el resultado adverso sobre el cierre del encuentro se notó cierta impotencia, pese al amor propio mostrado, que tuvo como de costumbre, a Federico Mancuello como claro exponente.
Racing terminó jugando con comodidad, incluso Bou, su figura, pudo haber anotado el tercero. La Academia se defendió con la tenencia de la pelota y mostró la sensación de que con el segundo gol cerró un merecido triunfo.
Con esta derrota, hace 6 años (en 2011 no se jugó) que Independiente no le gana a Racing en Mar del Plata.
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